lunes, 11 de abril de 2022

2022 El impacto de la creencia religiosa en el Teatro de Operaciones

 

El Impacto de la Creencia Religiosa en el Teatro de Operaciones.

 Capitán de Corbeta  Paul R. Wrigley,

 Cuerpo de Capellanes, Reserva Naval de los EE.UU.

(Naval War College Review, Spring 1996, Vol. XLIX, No. 2)

 

Publicación autorizada por : Lori Almeida, Editorial de la Escuela de Guerra Naval y  Review, de la Escuela de Guerra Naval,686 Cushing Road,Newport, RI 02841, EE.UU.

 


   https://navycrow.com/can-religious-military/

Considero la vida espiritual del soldado incluso más importante que su equipo.  El corazón del soldado, el espíritu del soldado, el alma del soldado lo son todo. A menos que el alma del soldado lo sostenga, no se puede confiar en él y al final le fallará a sí mismo y a su país.

General George C. Marshall


El Capellán Wrigley actualmente está destinado a la Junta de Recursos de Capellanes en Norfolk, Virginia. Se graduó de la Academia Naval de EE. UU. en 1976 y obtuvo sus alas como aviador naval en 1978. Voló aviones A-6 con el Escuadrón de Ataque 85 y fue instructor en el Escuadrón de Entrenamiento 23. Dejó el servicio activo en 1983 para asistir al Seminario Teológico Bíblico en Hatfield, Pensilvania, reingresando al servicio activo en 1989 como capellán. A partir de entonces, sirvió a bordo del USS Home (CG 30) y como capellán del personal en la Estación Aérea del Cuerpo de Infantería de Marina, Cherry Point, Carolina del Norte. Se graduó con distinción en la Escuela Superior de Guerra Naval en 1995.

 Las guerras no las pelean las máquinas, las combaten personas, afectadas por las intensas emociones que surgen de las mismas. Como reconoció Carl von Clausewitz: "La actividad militar nunca se dirige únicamente contra la fuerza material; siempre se dirige simultáneamente contra las fuerzas morales que le dan vida, y las dos no pueden separarse". 2 Para Clausewitz el término "moral" se refería a la "esfera de la mente y el espíritu", atributos intangibles, siendo el principal el  "valor". Si bien Clausewitz no se preocupó específicamente por lo espiritual, la creencia religiosa es una fuerza moral que no debe ignorarse en el teatro de operaciones.3

El arte de la guerra de Antoine-Henri Jomini, escrito con pleno conocimiento de los conflictos religiosos europeos de siglos anteriores  incluía la "propagación, aplastamiento o defensa de teorías religiosas" entre las razones por las cuales los estados van a la guerra": Jomini consideraba tales guerras " como las más deplorables.”4

Este artículo postula que, aunque son reconocidas por la doctrina actual, las creencias religiosas son considerablemente más importantes para las operaciones militares de lo que generalmente se reconoce.

Por ejemplo, la directiva conjunta sobre evaluación de personal menciona a la religión solo de manera breve y oblicua: "Considere las condiciones sociales, que van desde la capacidad psicológica de la población para resistir los rigores de la guerra hasta las condiciones de salud y saneamiento en el área de operaciones. Deben considerarse el idioma, las instituciones sociales y las actitudes, y factores similares que puedan afectar la selección de un [curso de acción]". 5

Los planificadores del estado mayor del comandante deben "describir el idioma, la religión, las instituciones y actitudes sociales, los grupos minoritarios, la distribución de la población, la salud y el saneamiento, y otros factores relacionados". 6 La publicación luego analiza los efectos de la situación sociológica en términos únicamente de las amplias capacidades del enemigo y de las opciones para las fuerzas amigas. Brindan poca orientación en cuanto al análisis del impacto de la religión en el teatro de operaciones.

A gran escala, la religión tiene el poder de cambiar la estructura misma de la sociedad. Puede dar forma a las bases personales, políticas, económicas y culturales de un pueblo.

La cristianización de Occidente y el surgimiento del Islam son dos ejemplos de movimientos religiosos que provocaron un cambio tremendo en el mundo y que continúan ejerciendo un profundo impacto en él. A nivel personal, la religión puede modificar la vida de las personas. Ha brindado consuelo y paz mental a millones de hombres y mujeres, brindándoles un sentido de significado y valor, y ofreciendo la clave para comprenderse a uno mismo y la propia existencia.La fe religiosa ha permitido que las personas soporten las dificultades y tragedias personales e incluso que triunfen.

Religión, Fundamentalismo y Nacionalismo

 

Precisamente al ser la religión intensamente personal, constituye un factor social desestabilizador, especialmente cuando se perciben intentos por banalizarla, controlarla o destruirla. La religión puede movilizar algunas de las pasiones más profundas de la humanidad; muchas personas han estado dispuestas a morir por su fe. Se han librado guerras y se han cometido atrocidades en nombre de la religión. "Resumiendo, la religión, es importante para la gente; es real, y también lo es su influencia en la personalidad .

Para algunos, es más real que el estado... [Es] más real, más viva y más vital que la opinión de los demás.

La esencia del martirio religioso es el sacrificio que proviene de la negativa a ceder a lo que demanda la sociedad de uno. Cualquiera que crea profundamente es potencialmente un mártir, porque la creencia siempre implica un principio fundamental que no ha de ceder".

Entonces, no sorprende que muchas fuentes de conflicto, incluso el nacionalismo aparentemente secular, involucren profundas cuestiones religiosas . ¿Es la amenaza, en última instancia, un movimiento religioso (como lo ejemplifica el fundamentalismo islámico radical) o es la demanda étnica de un gobierno y otra bandera ? El fundamentalismo y el nacionalismo a menudo se encuentran en una relación simbiótica, demasiado entrelazados para ser distinguibles.

Un analista hacía notar que "el nacionalismo y el fundamentalismo no son problemas separados. Son esencialmente idénticos. Su retórica difiere, pero sus impulsos causales no. Su atractivo psicológico para las masas es idéntico. El nacionalismo es simplemente un fundamentalismo secular. Desde el punto de vista de los EE. UU., el fundamentalismo religioso puede incluso llegar a convertirse en una enfermedad preferible. En cualquier caso, estos son enemigos gemelos, y vamos a tener que luchar con ellos durante mucho tiempo en el futuro y por mucho tiempo .". 9

 

Ciertamente, desde el punto de vista del comandante, el nacionalismo y el fundamentalismo comparten muchos elementos. Decidir cuál es cuál y, en consecuencia, quién es probable que haga qué, es frecuentemente complicado. En cualquier caso, los nacionalistas y fundamentalistas pueden ser difíciles de tratar, ya sea como enemigos o como aliados. A menudo son hostiles hacia el cambio cultural y ven a otros pueblos, particularmente a los occidentales, con recelo. Consideran sus ideas las únicas importantes; las otras opiniones realmente no cuentan. Sus acciones pueden parecer irracionales y sus puntos de vista sobre los derechos humanos, especialmente en lo que respecta al trato de los prisioneros y los civiles, pueden diferir drásticamente de los de los comandantes militares occidentales. Las atrocidades como las masacres pueden "ocurrir porque poderosas fuerzas ideológicas, ya sean fascismo, nacionalismo o fundamentalismo religioso, pueden producir un odio profundamente arraigado entre los estados".11

 Creencia religiosa y evaluación del comandante

Claramente, la tarea del comandante no será fácil; el mundo sigue siendo un lugar peligroso, incluso con el final de la Guerra Fría. Los comandantes se enfrentarán a operaciones militares y de combate, y la religión podrá desempeñar un papel fundamental en cualquiera de ellas. Entonces, ¿qué aspectos de las creencias religiosas debe considerar el comandante al planificar las operaciones del teatro de operaciones?

Al preparar su estimación de la situación, el comandante debe "determinar y analizar aquellos factores que influirán en la elección de un [curso de acción], así como aquellos que afecten las capacidades del enemigo". 12 Se deberán examinar varias áreas generales vinculadas a este tema: las religiones presentes en la región, el clero, las creencias religiosas, los modos de culto, el papel de la religión en la motivación de los indígenas, su efecto en la comunicación transcultural, los factores socioeconómicos en la religión, las relaciones de las comunidades religiosas con el gobierno y la influencia de las escuelas religiosas.

Los planificadores también deberán tener en cuenta los principales símbolos de la fe y el significado de los templos sagrados y los lugares santos.13

 

En general, los comandantes deben examinar los factores religiosos involucrados en todos los bandos y predecir cómo podrían influir en el enemigo, en los aliados (y, por lo tanto, en la coalición), en sus propias tropas y en la opinión pública en casa y en todo el mundo.

Las reacciones a cualquiera de estos a decisiones relacionadas con las creencias religiosas podrá dificultar seriamente las operaciones en el teatro de operaciones. Un comandante que sea sensible al problema podrá al menos minimizar, si no eliminar, los problemas.

 

Efectos sobre el enemigo.

Entre los temas que deberán ser examinados está la relación entre los líderes religiosos y el gobierno del estado adversario. ¿El gobierno es secular o está dominado por clérigos? Si es lo segundo, ¿son fundamentalistas?

Si es secular, ¿hay fuertes fuerzas religiosas trabajando dentro del país? Si es así, ¿cuál es la manifestación política? (Por ejemplo, en varias naciones los musulmanes están en desacuerdo con sus gobiernos, viéndose a sí mismos como verdaderos creyentes y considerando "blasfemo y antinatural" ser gobernados por "falsos creyentes". 14 Además, el fundamentalismo islámico en general ofrece "una oposición inquebrantable a Occidente " y rechaza "cualquier influencia o presencia occidental en las tierras del Islam". 15 ¿Existen santuarios, templos o lugares santos sagrados, cuyo daño podría describirse como profanación y aumentaría la resistencia del enemigo? ¿Cómo podría el enemigo utilizar la religión como herramienta de propaganda para inspirar sus propias fuerzas o para erosionar la voluntad de lucha de su oponente?

Efectos sobre los aliados.

El comandante también deberá considerar cómo la religión afecta las relaciones con sus aliados. Debe ser sensible a los temas religiosos que puedan ofender a sus aliados o ser utilizados como propaganda por el enemigo. La doctrina conjunta reconoce que "cada socio en las operaciones multinacionales posee una identidad cultural única, resultado del idioma, los valores, los sistemas religiosos y las perspectivas económicas y sociales. Incluso las diferencias aparentemente menores, como las restricciones dietéticas, pueden tener un gran impacto. Los comandantes deben esforzarse para acomodar las festividades religiosas, los llamados a la oración y otras tradiciones culturales únicas importantes para los aliados y los miembros de la coalición, de acuerdo con la situación". 16

Incluso diferencias menores pueden tener un gran impacto. Por ejemplo, durante la Operación PROPORCIONAR COMODIDAD en abril de 1991, el ejército de Estados Unidos lanzó desde el aire paquetes con "Comidas listas para comer" que contenían carne de cerdo destinados  a musulmanes kurdos hambrientos. Estos se quejaron de que les daban comida que violaba sus restricciones dietéticas religiosas.17

 



 

 

 

Pueden llegar a haber repercusiones más serias; como por ejemplo, Israel aprendió por las malas y los aliados potenciales pueden llegar a convertirse en enemigos. Durante la invasión de Líbano en 1982, en un evento notable, "chiítas sonrientes" le dieron la bienvenida a los soldados israelíes y les arrojaron flores. Los chiítas elogiaron a los israelíes "por su liberación" de la Organización para la Liberación de Palestina.

Pero la arrogancia israelí pronto convirtió la liberación en lo que parecía una ocupación.Ninguna otra faceta de la grave desventura de Israel en el Líbano”, señala un comentarista, “presenta un caso más claro de mal juicio y una política contraproducente que el mal manejo por parte de Israel de la población chiita del sur del Líbano. Esta  convirtió a una confederación contra los palestinos en un adversario formidable. del Estado de lsrael.”18 En el proceso, muchos chiítas se volvieron hacia Irán, el fundamentalismo islámico y al Hezbolá, el Partido de Dios.

 

 Efectos sobre las propias fuerzas.

 El comandante también debe preocuparse por el impacto de las creencias religiosas en sus propias fuerzas. Es responsable del bienestar religioso, espiritual, moral y ético de quienes están bajo su mando. A medida que los soldados se acercan al combate, aumenta su ansiedad por su seguridad y su interés en los asuntos espirituales.

 

El comandante que desarrolle un plan sólido para el ministerio religioso de combate aumentará la moral y la eficacia de combate de su unidad. El capitán Kevin Smith señala que "el verdadero poder de combate de una unidad es una combinación en constante cambio de la fuerza moral/psicológica... y las posibilidades puramente matemáticas de los efectos de las armas". El concepto de maniobra, el elemento central de la doctrina de combate moderna y conjunta de los EE. UU., busca crear una disrupción no tanto por lo que está sucediendo en el momento como por causar aprensión mental, duda y miedo sobre lo que podría suceder a continuación.

Cuando esto sucede, y puede sucederle a cualquiera de los bandos, se dice que la "envoltura moral" de la unidad está amenazada. El tamaño de ese "envoltorio" fluctúa y depende de muchas variables; en el modelo de Smith, es probable que una unidad con una "envoltura moral" grande aguante y luche más tiempo que una unidad con una más pequeña. Smith señala: "La noción de violar una [envoltura de moral] a través de una maniobra, modificando luego la moral del enemigo, se aplica a todo el espectro de la guerra. Debemos tener en cuenta que nos puede pasar tan fácilmente a nosotros como al enemigo". 19

"Fuerza moral", tal como Smith usa el término, se entiende generalmente como "el coraje, la audacia y la combatividad de un cuerpo de tropas" y, a menudo, en Occidente se piensa que esto no tiene nada que ver con normas religiosas o éticas.20

No obstante, la creencia religiosa puede tener un tremendo impacto. Los recursos espirituales pueden proporcionar fuerza, paz interior, seguridad y una sensación de tranquilidad al soldado, aumentando así la fuerza moral de la unidad. Aquí un capellán es invaluable; proporciona los recursos espirituales que permiten a los soldados fortalecer su fe y, por lo tanto, el coraje moral crucial para sobrevivir en el combate. Un comandante de batallón ha dicho: "Los veteranos de combate saben muy bien de la influencia positiva que tiene un capellán en la moral de la unidad, y pocos, en cualquier nivel, volverían a entrar en combate sin uno".21

 

Efecto sobre la opinión pública.

Finalmente, el interés en los asuntos espirituales también se incrementa a nivel nacional a medida que los amigos y familiares del personal de las fuerzas armadas observan posibles combates. El público está preocupado por cualquier cosa que amenace a sus seres queridos. El comandante debe ser sensible a cualquier decisión que se perciba como una inhibición del derecho fundamental al culto o una violación de los códigos o libertades religiosas. Tales acciones pueden despertar la opinión pública y erosionar el apoyo.

La religión, entonces, es una fuerza poderosa que toca la vida de innumerables personas en todo el mundo. Es intensamente personal y puede movilizar a sus adherentes para que lleguen a soportar grandes penalidades por el bien de una meta divina. El papel de la religión en el teatro de operaciones a menudo se subestima debido a la subestimación de la influencia de la religión en la política y la guerra, y es difícil de cuantificar debido a los diferentes antecedentes culturales individuales. Los comandantes operativos inteligentes intentarán identificar su impacto sobre sus enemigos, sus aliados, sus propias fuerzas y el público.

Tenemos fresca en la mente, a partir de experiencias recientes, la importancia de la religión para los aspectos fundamentales de las operaciones militares. Varios episodios de la historia militar estadounidense demuestran por qué los comandantes deben incorporar factores religiosos en su planificación. Examinemos cuatro operaciones militares estadounidenses dispares bajo esta luz.

 

Operaciones Escudo del desierto y Tormenta del Desierto

Se dice que de todos los asuntos que preocuparon al general Norman Schwarzkopf antes y durante la guerra del Golfo, "los temas más delicados casi siempre involucraban la religión". 23 La religión fue un tema de debate en el teatro de operaciones, en los Estados Unidos y en todo el mundo. En Arabia Saudita, como se discutirá más adelante, las restricciones al culto público y los temas del "capellán" se convirtieron en eventos mediáticos.

Manipulación iraquí.

Saddam Hussein trató de usar la religión para fracturar la coalición abriendo una brecha entre sus miembros islámicos y los demás. Una estación de radio en Yemen, que simpatizaba con Bagdad, transmitió una entrevista con un hombre que deploraba la "contaminación" de las ciudades santas musulmanas; afirmó que un tanque estadounidense había dañado su automóvil en La Meca y que un puesto de control militar estadounidense controlaba el acceso a los lugares sagrados.24

Irak también trató de dividir la coalición al involucrar a Israel en la guerra; los ataques con misiles Scud de esa nación fueron diseñados para provocar una respuesta militar israelí contra Irak.

Un esfuerzo iraquí menos conocido fue el intento de crear una ruptura entre el gobierno y el pueblo de Arabia Saudita al explotar la tensión entre el monarca y los fundamentalistas islámicos. El rey Fahd es el custodio de los dos lugares más sagrados del mundo musulmán, los santuarios de La Meca y Medina. Hussein acusó a Fahd de profanar los lugares sagrados al permitir la entrada de estadounidenses no creyentes. La acusación fue recogida por los aliados de Irak, incluida Jordania. 25

Saddam Hussein intentó obtener una ventaja militar utilizando la religión para unir al pueblo iraquí. Hussein declaró que "en una guerra habrá muchas pérdidas. Dios está de nuestro lado. Por eso venceremos al agresor".26  . Se aprovechó también de que las fuerzas de la coalición se cuidaban de no dañar las mezquitas, los lugares sagrados y los sitios arqueológicos para introducir entre ellos elementos de combate. 27

Interacciones con Arabia Saudita.

La conducta del culto no islámico en Arabia Saudita fue un tema difícil para la coalición. Según el Corán, la ley islámica prohíbe que cualquier grupo religioso que no sea musulmán practique su religión en esa nación. Había, por tanto, preocupación por la reacción de los fundamentalistas islámicos en Arabia Saudí. Un destacado teólogo que se opuso a la presencia de Estados Unidos declaró que "la práctica de religiones extranjeras en nuestro suelo sagrado ofende al islam. Las transgresiones de Saddam son simplemente la excusa que usa Estados Unidos para propagar la enfermedad del imperialismo". 28 Los saudíes estaban tan ansiosos a este respecto que el rey Fahd incluso trajo eruditos islámicos para "verificar la santidad de las mezquitas". 29

La presencia de miembros del servicio y capellanes judíos fue un asunto particularmente delicado. Un artículo sobre la celebración de Rosh Hashaná, el año nuevo judío, en Arabia Saudita hizo que el príncipe Khalid se quejara al general Schwarzkopf: "Ha traído a un rabino a este país que dice que, por primera vez en la historia, el cuerno del carnero soplará en suelo islámico" 30

 Schwarzkopf convocó al capellán recién llegado del Comando Central (CentCom), el coronel David Peterson, y le dijo: "¡Tienes al Rey en el techo! ¡Hay tres cosas que pueden hacer que todo este esfuerzo de coalición se deshaga y tú tienes una de ellas! Ahora salga y mantenga a sus capellanes bajo control. Y asegúrese de que todas mis tropas tengan la oportunidad de practicar su fe.31

Ahí estaba el dilema: la coalición necesitaba proporcionar la expresión religiosa a las fuerzas estadounidenses sin ofender a los saudíes. Se implementaron una serie de políticas controvertidas en un intento de abordar el problema. El general Schwarzkopf reunió a sus capellanes para brindarles orientación. Los de las ciudades debían "quitar las insignias cristianas o judías de vuestros uniformes, o llevarlas de manera que no se vieran". (Los capellanes en el campo no se verían afectados por ese requisito).

También estaba preocupado por los servicios religiosos: "No los promocionaremos, publicitaremos ni dejaremos que se filmen; no queremos que se transmitan por televisión para que los vea todo el mundo musulmán".

El general Schwarzkopf esperaba resistencia de los capellanes, especialmente en el tema de las insignias, y se sorprendió cuando los mismos "estuvieron de acuerdo e incluso fueron un paso más allá: comenzaron a llamarse a sí mismos 'oficiales de moral'. La Fuerza Aérea utilizó el término "oficial de moral" para referirse a los capellanes en Arabia Saudita incluso antes de la Operación Tormenta del Desierto. El Comando Europeo de EE. UU. también lo había adoptado. A partir de ahí, "oficial de moral" encontró su camino en la política Cent Com. una directiva promulgada el 12 de septiembre de 1990.

Esa directiva impuso restricciones a la exhibición de símbolos religiosos específicos de la fe (incluidas banderas y banderines), el uso de artículos religiosos, la distribución de materiales religiosos, la cobertura mediática de los servicios religiosos y la accesibilidad a los capellanes por parte de los medios. Los servicios de adoración se llamarían "grupos de compañerismo" y no se llevarían a cabo "en áreas abiertas o a la vista de los nacionales anfitriones". La información sobre estos servicios debía "difundirse verbalmente o mediante correspondencia dentro de la unidad ... para evitar invitar a la atención no deseada a los servicios religiosos". 33 A pesar de sus buenas intenciones, muchas de estas restricciones tuvieron un efecto negativo sobre las fuerzas estadounidenses y la opinión pública en los Estados Unidos.34

Hubieron, por otro lado, ejemplos de cooperación entre las fuerzas estadounidenses y los saudíes. El capellán de CentCom, por iniciativa propia, se reunió regularmente con el Departamento de Asuntos Religiosos de Arabia Saudita . Los capellanes y sus asistentes brindaron apoyo religioso a los soldados estadounidenses. El capellán Peterson hizo arreglos para que los soldados musulmanes estadounidenses rindieran culto en las mezquitas locales y participaran en un Umran, una peregrinación a La Meca. 


Los sauditas entendieron el deseo estadounidense de adorar; solo querían que se hiciera discretamente. La religión también fue un factor en la planificación de la ofensiva contra las fuerzas iraquíes.

A fines de octubre de 1990, los líderes militares de la coalición discutieron el tema y se le dijo al general Schwarzkopf "que la ventana de oportunidad para un ataque se cerraría de golpe en marzo, cuando comenzara el Ramadán, el mes sagrado musulmán"; la coalición necesitaría definir sus objetivos rápidamente y comenzar pronto su ofensiva. 35 El ayuno durante el mes de Ramadán es uno de los cinco pilares de la fe musulmana, y su importancia para los aliados islámicos no podía ser ignorada.

Durante la ofensiva terrestre, surgió un desafío inesperado cuando se capturó a un gran número de iraquíes. Entre el 5 y el 20 por ciento de los prisioneros de guerra enemigos iraquíes (EPW) afirmaron ser cristianos. Numerosos EPW iraquíes solicitaron la oportunidad de ver a capellanes cristianos; Se instalaron tiendas de campaña especiales para que adoraran los cristianos iraquíes y se proporcionaron Nuevos Testamentos en árabe. Los saudíes se mostraron reacios y no estaban preparados para brindar apoyo religioso a los EPW hasta que el capellán del CentCom les recordó los requisitos de la Convención de Ginebra para hacerlo.36


Impacto sobre las fuerzas estadounidenses.

A pesar de las afirmaciones en su autobiografía, el general Schwarzkopf no tuvo un éxito total en su política de restringir la exhibición de símbolos y llamar a los capellanes "oficiales de la moral". Tuvo un impacto negativo y causó resentimiento dentro del Comando Central. The New York Times informó que "las reglas han perturbado a algunos soldados y marineros estadounidenses, quienes dicen que les molesta que se les haya prohibido cualquier libertad religiosa, especialmente en un país que ahora se les pide que defiendan con sus vidas".38

Un soldado dijo: "No soy un alborotador, y no quiero ofender a los musulmanes ni a nadie más. Simplemente me parece incorrecto que a los estadounidenses que han venido a defender a los árabes se les deba pedir que sacrifiquen nuestras tradiciones y creencias”.39

 

 Estos temas se debatieron acaloradamente en el teatro de operaciones y en los Estados Unidos. El capellán principal de la Marina presente expresó su frustración al capellán de Cent Com: "No me enviaron aquí para ser un oficial de moral protestante. Mi denominación no me educó  para ser un Oficial Protestante de Moral. Y el Cuerpo de Capellanes no me ordenó ser Oficial de Moral Protestante. Y no me enviaron aquí para ser el capellán principal de la Infantería de Marina Protestante en el país. Soy quien soy y estos Infantes de Marina son quienes son y han sido enviados aquí y tal vez van a morir en este país para defenderlo y darles el derecho de ser quienes son. Y creo que deberíamos tener derecho, si vamos a morir, a morir como somos, capellán.” 40

El capellán de CentCom confirmó estas dudas. "Quitarse la insignia de la rama y referirse a un capellán como 'Oficial de moral' tuvo un impacto negativo en la moral de los miembros del servicio, el público estadounidense y los capellanes. Además, planteó serias dudas sobre el derecho público de los EE. UU." 41

 Habría más problemas, como observaría más tarde, con respecto a "cuestiones constitucionales, siendo la insignia nuestra forma de identificarnos ante nuestros feligreses, y convicción personal". 42 La directiva de llamar a los capellanes "agentes morales" fue revocada oficialmente el 1 de enero de 1991.

No se había asignado ningún capellán al personal de CentCom durante las etapas iniciales de la Operación Escudo del Desierto, y hasta que llegó el coronel Peterson, la falta de un capellán contribuyó en gran medida a la confusión en las políticas religiosas de las fuerzas estadounidenses. Inicialmente, "a algunos miembros del servicio no se les permitió traer Biblias ni símbolos religiosos, [y] a algunos se les exigió que cambiaran su preferencia religiosa en las 'placas de identificación'. Se publicaron directivas contradictorias, algunas en violación de la ley de la iglesia de varias denominaciones, y se difundió información errónea. 43 Los resultados incluyeron una cobertura mediática negativa e insatisfacción entre las tropas y los líderes de los grupos religiosos. Los medios informaron: "Ni siquiera está claro si existe una política. Abundan los rumores y la confusión sobre el tema. Algunos oficiales dicen que el Pentágono ha emitido una orden rotunda que prohíbe la práctica abierta de la religión. Otros insisten en que no existe tal edicto, solo un aviso general de que se deben respetar las 'sensibilidades' saudíes". 44

A pesar de los problemas iniciales, prosperó el ministerio a las fuerzas estadounidenses. Muchos buscaron y encontraron el consuelo que trae la fe frente a la muerte. La asistencia aumentó dramáticamente en los servicios de adoración, estudios bíblicos, reuniones de oración, desayunos de oración y grupos de compañerismo. Muchos fueron bautizados, volvieron a dedicar sus vidas a Dios o se volvieron más activos en su fe.

La opinión pública estadounidense.

Las cartas de los soldados y los informes de los medios tuvieron una gran influencia. Durante la Operación Escudo del Desierto, especialmente durante las vacaciones de noviembre y diciembre, se escribió mucho sobre temas religiosos. Aunque a los representantes de los medios no se les permitió hablar con los capellanes o cubrir los servicios de adoración, muchos miembros del servicio expresaron su preocupación por las restricciones religiosas y los medios informaron esto al público estadounidense. Un editorial en el Washington Post comentó sobre los temas de "insignia" y "oficial moral" y las restricciones al culto. Concluyó: "Todo esto merece una cuidadosa vigilancia. Arabia Saudita tiene su propia cultura, estándares y creencias religiosas fuertemente arraigadas, y ocupa un lugar especial en el mundo musulmán. Estados Unidos no busca desafiar nada de esto, pero debe insistir que los estadounidenses en las fuerzas armadas estén protegidos en el pleno ejercicio de sus religiones. Ese derecho constitucional viaja con las tropas y debe ser respetado dondequiera que sirvan.”45

Existía la posibilidad de que el apoyo público a las Operaciones Escudo del Desierto y Tormenta del Desierto se hubiera erosionado debido a las restricciones en el culto y el resentimiento relacionado hacia el gobierno saudita. El ejército de los EE. UU. tuvo una tarea difícil para explicar la política y convencer al público estadounidense de que sus tropas aún podían adorar.

 

                                           La guerra con Mexico

Un ejemplo temprano en la historia estadounidense de creencias religiosas, que afectaron el teatro de operaciones, fue la guerra con México de 1846 a 1848. Este conflicto tuvo implicaciones religiosas tanto para Estados Unidos como para México. Las tropas estadounidenses ingresaron inicialmente a México sin capellanes asignados a las unidades tácticas, aunque "muchos vieron la guerra como una cruzada de la América protestante para someter al México católico". 46 Esto resultó en desventaja para los estadounidenses cuando la prensa mexicana, tanto secular como religiosa, trató de manipular las sensibilidades religiosas de ambos bandos para degradar la eficacia del Ejército de los EE. UU.

La propaganda mexicana describió el enfrentamiento como una guerra religiosa, con el objetivo estadounidense de "confiscar la propiedad de la iglesia y destruir el catolicismo". 47

Herman A. Norton señaló el propósito mexicano de las distorsiones: "Primero, incitar a los mexicanos a resistir al ejército estadounidense como una cuestión de deber religioso; y segundo, perturbar o molestar a los soldados católicos en el ejército estadounidense, incluso hasta el punto de considerar la deserción.”48

Esta propaganda alarmó al presidente James K. Polk y sus asesores, quienes reconocieron el peligro de que este conflicto se presentara como una guerra religiosa. Estaban preocupados no solo por el efecto sobre la población mexicana, sino también por cómo reaccionarían los católicos, que constituían una cuarta parte de los soldados regulares en el ejército de  EE. UU.

Polk, siguiendo el consejo de su secretario de estado James Buchanan, decidió enviar a dos sacerdotes católicos como capellanes del ejército del general Zachary Taylor. Razonó que el nombramiento de los dos sacerdotes disiparía los temores de los soldados católicos y los civiles, al tiempo que demostraría que "el gobierno no tenía prejuicios anticatólicos y no tenía intención de destruir iglesias y hacer la guerra a la religión en México".49 No se enviaron capellanes protestantes al ejercito con el fin de enfatizar que esa no era una "cruzada protestante".

El 6 de julio de 1846,después de recibir las comisiones del ejército, los Padres John McElroy y Anthony Rey se unieron al General Taylor cerca de Matamoras, México,. McElroy permaneció en el hospital base mientras Rey fue asignado a las tropas de combate. Además de sus funciones sacerdotales con los enfermos y heridos, McElroy organizó una escuela para los niños mexicanos locales y enseñó allí cuatro horas al día.

Cuando se ofreció misa a los soldados estadounidenses, McElroy también sirvió a los civiles mexicanos. Con esto se esperaba que sus acciones ayudarían a contrarrestar la propaganda mexicana sobre los estadounidenses.

Mientras tanto, Rey sirvió con distinción durante el sitio de Monterrey en septiembre de 1846 asistiendo a los heridos. Los informes de sus esfuerzos incluso llegaron a la prensa estadounidense, cuando se publicaron las cartas que los soldados en el frente enviaban a sus casas. En enero de 1847, el capellán Rey y un acompañante fueron asesinados por guerrilleros mexicanos cuando viajaban a Matamoras.

La noticia de su muerte conmocionó al pueblo local; la mayoría de sus habitantes salieron a recuperar los restos y enterrarlos en el cementerio local.

En febrero de 1847, el Congreso autorizó el nombramiento de capellanes adicionales para las unidades tácticas del ejercito en México. Esto se debió en parte a los "impresionantes informes y cartas enviados por oficiales y soldados elogiando el valioso servicio" de McElroy y Rey.50

                                                   Vietnam

La guerra de Vietnam es el ejemplo más reciente de un conflicto en el que las creencias religiosas afectaron a todos los combatientes. La cultura vietnamita era radicalmente desconocida para la mayoría de los estadounidenses. Los vietnamitas no distinguen entre lo "secular y lo sagrado", como tienden a hacer muchos occidentales; la religión afecta mucho más la vida típica vietnamita que la estadounidense.

Robert L. Mole comenta sobre la cultura vietnamita: “Así como la vida se compone de hechos entretejidos, los sistemas de creencias religiosas sustentan y controlan su vida diaria en un grado sorprendente. Por lo tanto, muchos vietnamitas mezclan inconsciente y culturalmente elementos del taoísmo, el confucianismo, el budismo, el hinduismo, el islam y el cristianismo con el animismo en una forma de vida. El occidental monoteista reacciona rechazando las filosofías que no encajan en su "marco de referencia" mediante la determinación de que si un concepto es correcto, los demás deben estar equivocados. Los vietnamitas pluralistas adoptan, adaptan y utilizan elementos aceptables dentro de todos los conceptos filosóficos contrastantes sin sentir aparente o conscientemente ninguna inconsistencia. Esta diferencia fundamental de puntos de vista debe entenderse y apreciarse si los ciudadanos de las dos culturas han de construir una amistad duradera y una relación efectiva". 51

Para complicar aún más las cosas estaba la mezcla étnica de los vietnamitas del sur. La etnia vietnamita habitaba en las tierras bajas, las llanuras, en los valles y los deltas de los ríos. El segundo grupo étnico principal vivía en las montañas y las tierras altas.

Conocido como Montagnards, el grupo constaba de treinta y tres tribus, cada una con distintas variaciones en "costumbres, costumbres y creencias religiosas que las hacen diferentes de sus vecinos". 52 Los montañeses constituían solo un pequeño porcentaje de la población total de Vietnam, pero tenían una importancia estratégica porque eran los "principales habitantes de aproximadamente el 50 por ciento del área terrestre de Vietnam". 53 Esta diversidad cultural y religiosa planteó un inmenso desafío para todos los combatientes en su lucha por lograr sus objetivos militares.

El delicado tema de la religión fue difícil para las fuerzas comunistas del Sur, porque su reputación de anticlericalismo se oponía a su apoyo público a la libertad religiosa. El Frente de Liberación Nacional (NLF) trató de infiltrar, neutralizar o ganarse a los grupos religiosos. Aunque tuvo cierto éxito, muchos lo miraron con recelo, como los Ong Ba, una religión campesina indígena.

De manera similar, "los recuerdos católicos del conflicto con el Partido [Comunista] eran demasiado poderosos para superarlos". 54 La actitud anticomunista de la tribu hrey, un grupo étnico montagnard, se debió principalmente a diferencias religiosas. Un informe de mayo de 1966 rastreaba esta actitud "hasta 1954, cuando los comunistas intentaron poner fin a los sacrificios de búfalos", que eran una parte vital de la religión animista Hrey. A los Hrey les había molestado tanto este episodio que atacaron a los comunistas con ballestas y lanzas.55

Estas dificultades no impidieron que las fuerzas comunistas trataran de utilizar las creencias religiosas en su beneficio. Estudiaron las diversas creencias religiosas para interrumpir los esfuerzos conjuntos de Vietnam del Sur y los estadounidenses. Los comunistas utilizaron el ritual de alianza de los Cua, otro grupo étnico Montagnard, para disuadir a los miembros de las tribus de entrar en alianzas contra ellos. "Mientras que sólo unos pocos estadounidenses han sido tan 'adoptados', los agentes subversivos han utilizado la alianza de adopción Cua para su beneficio. Dado que los sistemas de valores religiosos y los tabúes en un ambiente controlado por espíritus están involucrados, los miembros de la tribu Cua sienten que es imposible romper su compromiso, y lucha una vez formadas estas alianzas". 56

Lraos comunistas también utilizaron las creencias religiosas para librar una guerra psicológica contra la población local. Un manual de entrenamiento de la Marina de los EE. UU. explicó: "Las creencias que surgen dentro del animismo dan lugar a la demanda de que se haga una eliminación adecuada de los muertos para evitar crear un espíritu errante. Es el mismo concepto religioso que alienta la mutilación de cadáveres por parte del enemigo. Esto tiene impactos psicológicos no apreciados completamente por los estadounidenses". 57

Los ancianos de las aldeas a menudo eran secuestrados y amenazados con la decapitación si los miembros de la familia no se ajustaban a los deseos comunistas. Sus familias temían que la decapitación "separaría el alma de ese antepasado para vagar sin rumbo en el más allá sin ascender en el orden familiar". 58

De la misma manera, el gobierno de Vietnam del Sur tuvo problemas para lidiar con la diversidad religiosa dentro de sus fronteras. En 1955, Ngo Dinh Diem se volvió contra dos sectas religiosas, Cao Dai y Hoa Hao, mientras consolidaba el poder y finalmente se autoproclamó presidente del nuevo gobierno. Su régimen y los"La élite urbana de Vietnam del Sur poseía las manifestaciones externas de una cultura extranjera y, a menudo, profesaba una fe ajena".

La composición de la cúpula militar reflejaba esta debilidad del gobierno. "Con respecto al liderazgo de Vietnam del Sur, había una diferencia real entre los oficiales y los hombres. Los oficiales eran urbanos, hablaban francés y, a menudo, eran católicos. Los soldados eran budistas rurales". 60

Diem alienó aún más a gran parte de la población rural a través de la reubicación de la aldea. En 1962 lanzó el Programa de Aldeas Estratégicas, diseñado para concentrar la población rural en aldeas protegidas contra las fuerzas comunistas. También se esperaba que esta fuera una herramienta eficaz para cortar el NLF del apoyo local. El programa fue resentido por muchos campesinos que por razones religiosas y económicas no querían dejar sus hogares y tierras. Los Ong Ba, como otros grupos, enfatizaron  61 L"el culto a los antepasados ​​y la veneración de las tumbas, y separar a la familia de sus antepasados ​​fue, por lo tanto, un acto blasfemo".La caída del gobierno de Diem fue causada, en parte, por su incapacidad para manejar las protestas de la comunidad budista. El 8 de mayo de 1963, nueve personas murieron en una manifestación en Hue.
 

 

Luego, los monjes budistas conmocionaron al mundo quemándose en protesta contra el gobierno de Diem. El 21 de agosto, el gobierno allanó doce templos budistas y arrestó a más de 1.400 budistas. El 1 de noviembre, Diem fue asesinado y su gobierno derrocado, con la aprobación tácita de Estados Unidos. 62 Sólo la comunidad católica vietnamita lamentó la muerte de Diem.

Los problemas de diversidad religiosa que enfrentaba el gobierno de Vietnam del Sur también confrontaron a las fuerzas estadounidenses. Las decisiones políticas de Vietnam del Sur, junto con una cultura "extraña", resultaron ser obstáculos difíciles para el ejército estadounidense. Esto se destacó en marzo de 1965 durante un ejercicio de entrenamiento del Cuerpo de Infantería de Marina, la Operación Lanza de Plata. Esta simuló los problemas que podrían surgir cuando los militares no estaban al tanto de los sistemas religiosos y de los valores adoptados por una sociedad extranjera. "Este ejercicio demostró que tal falta de información puede generar la alienación de la población local, una disminución de la seguridad y un posible aumento de las bajas". .

"Se hizo evidente que era necesario un amplio programa de conferencias y debates sobre la influencia del budismo, el confucianismo, el taoísmo y otras religiones indígenas en la vida de la gente".64

 Como resultado del operativo Lanza de Plata, se estableció el Proyecto Religioso del Sudeste Asiático, en el que se instruyó a un capellán de la Armada para que estudiara las creencias, costumbres y prácticas religiosas. El capellán Robert L. Mole fue asignado desde agosto de 1965 hasta julio de 1966 para recolectar y preparar "materiales adecuados para su uso en la orientación del personal de la Armada y el Cuerpo de Infanteria de Marina en Vietnam". 65 El fruto de esta investigación también se compartiría con los otros servicios.

Gran parte de lo que se aprendió se transmitió a los miembros del servicio estadounidense. Los recién llegados a la Fuerza Anfibia de la Marina recibieron dos conferencias, "Religiones de Vietnam" y "Costumbres basadas en la religión de Vietnam". Se imprimieron numerosas publicaciones sobre las religiones y la cultura vietnamitas.

Uno de ellos, NAVPERS 15991, proporcionó "Pautas para la comprensión" para el personal militar: "Trate los templos, las casas de los espíritus, los lugares sagrados con cuidado" y "No altere los objetos sagrados sin órdenes directas" fueron dos puntos importantes que surgieron del antepasado vietnamita la adoración y el temor de enojar a los espíritus.

Se les dijo a los estadounidenses que no quitaran los "postes espirituales", que, "al igual que la profanación de tumbas y el abuso de las casas espirituales, pueden crear un antagonismo potencialmente peligroso entre quienes de lo contrario podrían ser nuestros amigos . 66

También se recordó a los estadounidenses que su propia cultura era tan extraña para los vietnamitas como la de ellos para los estadounidenses: "Recuerde que las diferencias culturales pueden desconcertar tanto a los vietnamitas como a los estadounidenses... La cultura estadounidense a menudo es percibido como activo, material y lógico, mientras que el de los vietnamitas es principalmente pasivo, espiritual y místico". Aun se debate si esto fue efectivo.

Bergerud hace notar que por razones no muy evidentes en retrospectiva, el ejército no hizo casi nada para preparar a los soldados para el 'choque cultural' (y el término es bueno) que todos ellos encontraron al venir a Vietnam.

Casi todos los veteranos... destacaron lo totalmente ignorantes que eran sobre los vietnamitas y su cultura.

Tampoco estaban preparados para la pobreza de Vietnam. Las reacciones iniciales solían ser una mezcla de curiosidad y repugnancia.”68

Los recién llegados fueron adoctrinados en la cultura vietnamita. Por alguna razón, este adoctrinamiento parece haber sido ineficaz. Las lecciones de Lanza de Plata se confirmaron: la ignorancia o la indiferencia estadounidense alienaron a los vietnamitas, disminuyeron la seguridad y aumentaron las bajas.

 

Operaciones militares aparte de la guerra

Hoy en día los comandantes militares de EE. UU. deben preocuparse por operaciones que no implican principalmente el combate. Muchos destacarán prácticas y requisitos religiosos. Como ilustración de tales preocupaciones, examinemos un caso reciente de considerable duración e interés mediático.

La Operación GTMO fue la respuesta estadounidense a la gran cantidad de refugiados que huían de Haití, en la que los mismos fueron ubicados en campamentos en la estación naval estadounidense en la Bahía de Guantánamo (conocida durante décadas por los militares como "GTMO" o "Gitmo"), Cuba.

Los capellanes jugaron un papel vital. El Comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta (JTF), General de Brigada Kenneth W. Simpson, Ejército de los EE. UU., estaba convencido de que los capellanes y sus asistentes eran parte integral de la misión. Pidió capellanes y asistentes adicionales para apoyar a los 12.500 haitianos y los 1.500 militares y civiles estadounidenses.69 Los consideró importantes debido a "la importancia de la dimensión espiritual de la cultura haitiana". 70

Los capellanes resultaron cruciales para brindar apoyo a los haitianos. Dirigían un mínimo de dos servicios de adoración y un estudio bíblico por día, por campamento. Los servicios de adoración tendían a ser largos y concurridos, lo que brindaba una salida constructiva para las personas de fe que tenían poco más que hacer. Los capellanes también realizaron una serie de otras funciones en los campamentos: facilitaron las comunicaciones; rumores aclarados; explicó los procedimientos de procesamiento y control civil estadounidense; distribuyó ropa, biblias y literatura religiosa; ayudó a reunir familias; enseñó inglés como segundo idioma; y aconsejaba.

Los capellanes también sirvieron como enlaces entre los refugiados y los funcionarios militares y civiles de EE. UU. En general, por su propia experiencia, los haitianos temían a los militares; pero consideraban a los capellanes, como clérigos, dignos de confianza. El Capellán del Comando de la JTF informó al General Simpson que "los capellanes continúan teniendo un impacto significativo en el carácter de los campamentos de migrantes. Muchas fuentes informaron que en varias ocasiones los capellanes han facilitado las comunicaciones bidireccionales durante las manifestaciones, ayudado a calmar situaciones tensas y asistido en el restablecimiento de la calma durante los disturbios. Su papel como líderes religiosos les da credibilidad y estatus con la comunidad migrante haitiana. Son vistos como fuentes de información confiables y objetivas y como pacificadores.” 71 El papel de los capellanes como pacificadores fue importante.

 

El Capellán del Comando de la JTF informó más tarde que "debido a las continuas interrupciones e incidentes con lanzamiento de piedras en algunos campamentos, el Comandante [de las Fuerzas Armadas] ha solicitado apoyo adicional de capellanes y presencia en los campamentos". 72

 

Los capellanes también asistieron a "reuniones de la ciudad" para escuchar las preocupaciones de los refugiados.

Los capellanes fueron colocados en patrulleros de la Guardia Costera, donde cumplieron una "doble función".

Acompañaron a los haitianos que estaban siendo repatriados a Port-au-Prince, aconsejando a los refugiados que se enfrentaban a esta decepcionante y difícil transición. Los capellanes también brindaron un ministerio a las tripulaciones de los cúteres. El Capellán del Comando de la JTF señaló que "el Capellán de la JTF y el Capellán de la Guardia Costera (Comandante) Bob Adair se reunieron con los capitanes de los cúteres y el personal para coordinar la cobertura religiosa. Su preocupación no era solo que los capellanes ayudaran a la gestión de los migrantes, sino que se expandió para incluir preocupaciones por el bienestar de sus tripulaciones .

Quizás debido al estrés y a los largos períodos de servicio, recientemente ha habido más de un intento de suicidio ". 73

El apoyo directo al personal militar también fue una parte importante de los deberes de los capellanes de la JTF. Se proporcionó un programa completo de capilla y servicios de capellán a los miembros del servicio. Los capellanes también ayudaron al personal militar a lidiar con el estrés de la Operación GTM0, dieron instrucción cultural haitiana a los recién llegados y resúmenes de "regreso/reunión" al personal del departamento. El capellán de la JTF también aconsejó al comandante sobre las tendencias de la moral, los problemas alimentarios, los posibles puntos de tensión y lo que funcionaba bien en los campamentos.74

Estos ejemplos se han ofrecido para elaborar y subrayar la verdad de las palabras iniciales de una publicación conjunta reciente: "La religión juega un papel fundamental en la autocomprensión de muchas personas y tiene un efecto significativo en las metas, los objetivos y la estructura de la sociedad. En algunos casos, la autocomprensión religiosa puede desempeñar un papel determinante o regulador de la política, la estrategia o las tácticas. Es importante que el comandante de la fuerza conjunta (JFC) tenga una comprensión de los grupos y movimientos religiosos dentro del teatro y el impacto potencial que puedan tener en el cumplimiento de la misión asignada”. 75

Al tocar las vidas de innumerables personas en todo el mundo, la religión puede ser intensamente personal y notablemente política, y sus efectos se extienden desde la motivación individual hasta las metas, estrategias y decisiones nacionales o grupales. Si bien el papel de la religión es difícil de cuantificar, un comandante que sea sabio estudiará cuidadosamente sus efectos en las operaciones militares.

Notas

1.    George C. Marshall, quoted in Donald W. Shea, "A Ministry in the Eye of the Storm," Army, September 1991, p. 54.

2.    Carl von Clausewitz, On War ed. and trans. Michael Howard and Peter Paree (Princeton, NJ.: Princeton Univ. Press, 1984), p. 137.

3.    Ibid.

4.    See Antoine-Henri de Jomini, The Art of War (Westport, Conn.: Greenwood Press, 1977), chap. 1and art. 9, pp. 12, 31.

5.    U.S. Defense Dept., Joint Operation Planning and Execution System, Joint Pub 5-03.1 (Washington: Joint Staff, 4 August 1993), p. P-6-2.

6.    Ibid., p. P-3-4.

7.    Walter A. Ewell ed., Evangelical Dictionary of Theology (Grand Rapids, Mich.: Baker Book House, 1984), p. 931.

8.    Stephen L. Carter, The Culture of Disbelief (New York: Basic Books, 1993), pp. 41- 2. (Emphasis original.)

9.    Ralph Peters, "Vanity and the Bonfire of the 'isms,"' Parameters, Autumn 1993, pp. 40-1. Peters argues, for instance, that in the Balkans the political and religious elements are almost inseparable. (Emphasis original.)

10.For a detailed discussion, see ibid., p. 43.

 11.John J. Mearsheimer, "Disorder Restored," Rethinking America's Security: Beyond Cold War to New

        World Order, eds. Graham Allison and Gregory F. Treverton (New York: W.W. Norton, 1992),

       p. 221.

12.Joint Operation Planning and Execution System: Vol. 1, Planning Policies and Procedures, Joint Pub 5- 

03.1   (Washington: Joint Staff, 4 August 1993), p. P-6-1.

    13.U.S. Anny Dept., Religious Support Doctrine, FM 16-1 (Washington: November 1989).

         14.Bernard Lewis, "The Roots of Muslim Rage," The Atlantic Monthly, September 1990, p. 54.

    15.David Wurmser, "The Rise and Fall of the Arab World," Strategic Review, Summer 1993, p. 35.

    16.U.S. Defense Dept., Doctrine for Joint Operations, Joint Pub 3-0 (Washington: Joint Staff, 1

         February 1995), p. Vl-4. (Emphasis omitted.)

      17.. Telephone conversation with Capt E. F. Blancett, CHC, USN, U.S. European Command, 25

         January 1995.

     18. Sandra Mackey, Lebanon: Death of a Nation (New York: Congdon and Weed, 1989), p. 204.

    19. Kevin D. Smith, "Moral Disruption by Maneuver." U.S. Army Aviation Digest, March/April

       1990, pp. 2-10.

  20.Ibid., p. 3, footnote I.

  21.Cole C. Kingseed (Lt. Col., USA), "The Battalion Chaplain," Infantry, July-August 1991, p. 

      16,

22.H. Norman Schwarzkopf with Peter Petre, /t Doesn't Take a Hero (New York: Bantam, 1993), p.388.

23.Shea, p. 54.

24.Susan Sachs, "A Christmas under Wraps: Troops Religious Rites Are Muffled to Nor Offend Muslim Hosts," Newsday, 23 December 1990, p. 17.

25.Patrick J. Sloyan, " U.S. Troops Avoid Moslem Wrath; Saudis Fear Defiling of Holy Sites," Newsday, 4 October 1990, p. 13.

26."Hussein Vows to Miss Deadline," New' York Times, 22 December 1990, p. 7.

 27, For coalition targeting policies, see U.S. Dept. of Defense, Conduct of the Persian Gulf War: Final

     Report to Congress (Washington: 1992), pp. 132-3.

 28.Colin Nickerson, "GIs in Desert Follow Faith in Furtive Way," The Boston Globe, 12 December

      1990, p. 1.

 29.Sloyan, p. 13.

 30.Schwarzkopf, p. 388.

 31.Telephone conversation with Chaplain David Peterson (Col., USA), Forces Command

       Chaplain, Fort McPherson, Ga., J February 1995. Chaplain Peterson served as CentCom

       Chaplain during Desert Shield and Storm.

32.Schwarzkopf, p. 389; Peterson, 3 February 1995.

33.USCINCCENT message, date-time group 121957Z September 1990, "Command Policy for the

    Administration of Religious Support Operation Desert Shield" [Unclassified).

34.Peterson, 3 February 1995; Editorial, "Religion and Desert Shield," Washington Post, 11 November

     1990, p. A30; Philip Shenon, "Standoff in the Gulf: Out of Saudi View, U.S. Force Allows

     Religious Their Rites," New York Times, 22 December 1990, p. 1; and Nickerson, p. 1.

35.Schwarzkopf, p. 430.

36.Chaplain David Peterson (Col., USA), "After Action Report: Operation Desert Storm," briefing

     to the Armed Forces Chaplain Board, Washington, D.C., summer 1991.

37.Schwarzkopf, p, 389.

38.Shenon, p. 1.

39.Nickerson, p. 1.

40.Oral history of Captain Tom Hien, CHC, USN, Chaplain Resource Board, Norfolk, Va, 11 January

    1995. "Marine chaplains" are in fact naval officers of the Chaplain Corp, (CHC) assigned to

   Marine units.

41.Peterson, briefing.

42.Peterson, 3 February 1995; "Religion and Desert Shield"; Shenon, p. 1; and Nickerson, p. 1.

43.Peterson, briefing.

44.Nickerson, p. 1.

45."Religion and Desert Shield."

46.Herman A. Norton, Struggling for Recognition: The United States Army Chaplaincy, 1791-1865

(Washington: Office of the Chief of Chaplaincy, Dept. of the Anny, 1977), pp. 64-5.

47.Ibid., p. 66.

48. Ibid.

49.Ibid.

50.Ibid., p. 73.

51.Robert L. Mole (Cdr., CHC, USN), "A Brief Survey of 1he Phat-Giao Hoa-Hao of

    Vietnam," Southeast Asia Religiou1 Project, 1969, p. xii.

52.Robert L. Mole (Cdr., CHC, USN), Peoples of Tribes of South Vietnam (Saigon:

     COMNAVSUPPACT Saigon, Summer 1968), p. 7.

53.Ibid.

54.Eric M. Bergerud, The Dynamics of Defeat: The Vietnam War in Hau Nghia Province (Boulder,

    Colo.: Westview Press, 1991), pp. 52, 66.

55.[Robert L. Mole (Cdr., CHC, USN)], "The Montagnardt (Tribes-People) of I Corps, South Vietnam," Southeast Asia Religious Project, May 1966, p. I-18.

56.Mole, Peoples of Tribes of South Vietnam, pp. 186-7.

57.U.S. Navy Dept., The Religion of South Vietnam in Faith and Fact, NAVPERS 15991 (Washington: Bureau of Naval Personnel, 1967), p. 5.

58.Jim E. Fulbrook (Capt., MSC, USA), "LAMSON 719, Part I: Prelude to Air Assault," U.S. Army Aviation Digest, June 1986, p. 11.

59.Bergerud, p. 3

60.Richard O'Hare, quoted in Bergerud, p. 230.

61.Bergerud, p. 52.

62.Guenter Lewy, America in Vietnam (New York: Oxford Univ. Press, 1978), pp. 26- 7.

63.NAVPERS 15991, p. v.

64.Herbert L. Bergsma (Cdr., CHC, USN), Chaplains with Marines in Vietnam, 1962-1971 (Washington: Headquarters U.S. Marine Corps, 1985), p. 100.

65.Ibid., p. 101.

66.NAVPERS 15991, pp. 91- 7.

67.Ibid, p. 95.

68.Bergerud, p. 170.

69.U.S. Atlantic Fleet memorandum 1331 aerial N02C of 18 May 1992.

70.Ibid.

71.CJTF GTMO memorandum serial JTF-CH ofl0June 1992.

72.CJTF GTMO memorandum serial JTF-CH of 17 June 1992.

73.Ibid.

74.U.S. Atlantic Fleet memorandum 1331 aerial N02C of 18 May 1992.

75.U.S. Dept. of Defense, Religious Ministry Support for Joint Operations, Joint Pub I-OS {Washington: Joint Staff, 3 Augu1t 1993), p. 1-1.

 

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