El Impacto de la Creencia Religiosa en
el Teatro de Operaciones.
Capitán de Corbeta Paul R. Wrigley,
Cuerpo de Capellanes, Reserva Naval de los
EE.UU.
(Naval War College Review,
Spring 1996, Vol. XLIX, No. 2)
Publicación autorizada por : Lori Almeida, Editorial de la
Escuela de Guerra Naval y Review, de la Escuela de Guerra Naval,686 Cushing Road,Newport, RI 02841, EE.UU.
Considero la vida espiritual del soldado incluso
más importante que su equipo. El corazón del soldado, el espíritu del
soldado, el alma del soldado lo son todo. A menos que el alma del soldado lo
sostenga, no se puede confiar en él y al final le fallará a sí mismo y a su
país.
General
George C. Marshall
El Capellán Wrigley actualmente está destinado a la Junta de Recursos de
Capellanes en Norfolk, Virginia. Se graduó de la Academia Naval de EE. UU. en
1976 y obtuvo sus alas como aviador naval en 1978. Voló aviones A-6 con el
Escuadrón de Ataque 85 y fue instructor en el Escuadrón de Entrenamiento 23.
Dejó el servicio activo en 1983 para asistir al Seminario Teológico Bíblico en
Hatfield, Pensilvania, reingresando al servicio activo en 1989 como capellán. A
partir de entonces, sirvió a bordo del USS Home (CG 30) y como capellán del
personal en la Estación Aérea del Cuerpo de Infantería de Marina, Cherry Point,
Carolina del Norte. Se graduó con distinción en la Escuela Superior de Guerra
Naval en 1995.
Las guerras no las pelean las máquinas, las combaten personas, afectadas por las intensas emociones que surgen de las mismas. Como reconoció Carl von Clausewitz: "La actividad militar nunca se dirige únicamente contra la fuerza material; siempre se dirige simultáneamente contra las fuerzas morales que le dan vida, y las dos no pueden separarse". 2 Para Clausewitz el término "moral" se refería a la "esfera de la mente y el espíritu", atributos intangibles, siendo el principal el "valor". Si bien Clausewitz no se preocupó específicamente por lo espiritual, la creencia religiosa es una fuerza moral que no debe ignorarse en el teatro de operaciones.3
El arte de la guerra de Antoine-Henri Jomini, escrito con pleno
conocimiento de los conflictos religiosos europeos de siglos anteriores incluía la "propagación,
aplastamiento o defensa de teorías religiosas" entre las razones por
las cuales los estados van a la guerra": Jomini consideraba tales guerras " como las más deplorables.”4
Este artículo postula que, aunque son reconocidas por la doctrina
actual, las creencias religiosas son considerablemente más importantes para las
operaciones militares de lo que generalmente se reconoce.
Por ejemplo, la directiva conjunta sobre evaluación de personal menciona
a la religión solo de manera breve y oblicua:
"Considere las condiciones sociales, que van desde la capacidad
psicológica de la población para resistir los rigores de la guerra hasta las condiciones
de salud y saneamiento en el área de operaciones. Deben considerarse el idioma,
las instituciones sociales y las actitudes, y factores similares que puedan
afectar la selección de un [curso de acción]". 5
Los planificadores del estado mayor del comandante deben "describir el idioma, la religión, las
instituciones y actitudes sociales, los grupos minoritarios, la distribución de
la población, la salud y el saneamiento, y otros factores relacionados".
6 La publicación luego analiza los
efectos de la situación sociológica en términos únicamente de las amplias
capacidades del enemigo y de las opciones para las fuerzas amigas. Brindan poca
orientación en cuanto al análisis del impacto de la religión en el teatro de
operaciones.
A gran escala, la religión tiene el poder de cambiar la estructura misma
de la sociedad. Puede dar forma a las bases personales, políticas, económicas y
culturales de un pueblo.
La cristianización de Occidente y el surgimiento del Islam son dos
ejemplos de movimientos religiosos que provocaron un cambio tremendo en el
mundo y que continúan ejerciendo un profundo impacto en él. A nivel personal,
la religión puede modificar la vida de las personas. Ha brindado consuelo y paz
mental a millones de hombres y mujeres, brindándoles un sentido de significado
y valor, y ofreciendo la clave para comprenderse a uno mismo y la propia
existencia.La fe religiosa ha permitido que las personas soporten las
dificultades y tragedias personales e incluso que triunfen.
Religión, Fundamentalismo y Nacionalismo
Precisamente al ser la religión intensamente personal, constituye un
factor social desestabilizador, especialmente cuando se perciben intentos por
banalizarla, controlarla o destruirla. La religión puede movilizar algunas de
las pasiones más profundas de la humanidad; muchas personas han estado
dispuestas a morir por su fe. Se han librado guerras y se han cometido
atrocidades en nombre de la religión. "Resumiendo,
la religión, es importante para la gente; es real, y también lo es su
influencia en la personalidad .
Para algunos, es
más real que el estado... [Es] más real, más viva y más vital que la opinión de
los demás.
La esencia del
martirio religioso es el sacrificio que proviene de la negativa a ceder a lo
que demanda la sociedad de uno. Cualquiera que crea profundamente es
potencialmente un mártir, porque la creencia siempre implica un principio
fundamental que no ha de ceder".
Entonces, no sorprende que muchas fuentes de conflicto, incluso el
nacionalismo aparentemente secular, involucren profundas cuestiones religiosas
. ¿Es la amenaza, en última instancia, un movimiento religioso (como lo
ejemplifica el fundamentalismo islámico radical) o es la demanda étnica de un
gobierno y otra bandera ? El fundamentalismo y el nacionalismo a menudo se
encuentran en una relación simbiótica, demasiado entrelazados para ser
distinguibles.
Un analista hacía notar que "el
nacionalismo y el fundamentalismo no son problemas separados. Son esencialmente
idénticos. Su retórica difiere, pero sus impulsos causales no. Su atractivo
psicológico para las masas es idéntico. El nacionalismo es simplemente un
fundamentalismo secular. Desde el punto de vista de los EE. UU., el
fundamentalismo religioso puede incluso llegar a convertirse en una enfermedad
preferible. En cualquier caso, estos son enemigos gemelos, y vamos a tener que
luchar con ellos durante mucho tiempo en el futuro y por mucho tiempo .".
9
Ciertamente, desde el punto de vista del comandante, el nacionalismo y
el fundamentalismo comparten muchos elementos. Decidir cuál es cuál y, en
consecuencia, quién es probable que haga qué, es frecuentemente complicado. En
cualquier caso, los nacionalistas y fundamentalistas pueden ser difíciles de
tratar, ya sea como enemigos o como aliados. A menudo son hostiles hacia el
cambio cultural y ven a otros pueblos, particularmente a los occidentales, con
recelo. Consideran sus ideas las únicas importantes; las otras opiniones
realmente no cuentan. Sus acciones pueden parecer irracionales y sus puntos de
vista sobre los derechos humanos, especialmente en lo que respecta al trato de
los prisioneros y los civiles, pueden diferir drásticamente de los de los comandantes
militares occidentales. Las atrocidades como las masacres pueden "ocurrir porque poderosas fuerzas
ideológicas, ya sean fascismo, nacionalismo o fundamentalismo religioso, pueden
producir un odio profundamente arraigado entre los estados".11
Creencia religiosa y evaluación del comandante
Claramente, la tarea del comandante no será fácil; el mundo sigue siendo
un lugar peligroso, incluso con el final de la Guerra Fría. Los comandantes se
enfrentarán a operaciones militares y de combate, y la religión podrá
desempeñar un papel fundamental en cualquiera de ellas. Entonces, ¿qué aspectos
de las creencias religiosas debe considerar el comandante al planificar las
operaciones del teatro de operaciones?
Al preparar su estimación de la situación, el comandante debe "determinar y analizar aquellos
factores que influirán en la elección de un [curso de acción], así como
aquellos que afecten las capacidades del enemigo". 12 Se deberán examinar varias áreas
generales vinculadas a este tema: las religiones presentes en la región, el
clero, las creencias religiosas, los modos de culto, el papel de la religión en
la motivación de los indígenas, su efecto en la comunicación transcultural, los
factores socioeconómicos en la religión, las relaciones de las comunidades
religiosas con el gobierno y la influencia de las escuelas religiosas.
Los planificadores también deberán tener en cuenta los principales
símbolos de la fe y el significado de los templos sagrados y los lugares
santos.13
En general, los comandantes deben examinar los factores religiosos
involucrados en todos los bandos y predecir cómo podrían influir en el enemigo,
en los aliados (y, por lo tanto, en la coalición), en sus propias tropas y en
la opinión pública en casa y en todo el mundo.
Las reacciones a cualquiera de estos a decisiones relacionadas con las
creencias religiosas podrá dificultar seriamente las operaciones en el teatro
de operaciones. Un comandante que sea sensible al problema podrá al menos
minimizar, si no eliminar, los problemas.
Efectos sobre el
enemigo.
Entre los temas que deberán ser examinados está la relación entre los
líderes religiosos y el gobierno del estado adversario. ¿El gobierno es secular
o está dominado por clérigos? Si es lo segundo, ¿son fundamentalistas?
Si es secular, ¿hay fuertes fuerzas religiosas trabajando dentro del
país? Si es así, ¿cuál es la manifestación política? (Por ejemplo, en varias
naciones los musulmanes están en desacuerdo con sus gobiernos, viéndose a sí
mismos como verdaderos creyentes y considerando "blasfemo y antinatural" ser gobernados por "falsos creyentes". 14 Además, el fundamentalismo islámico
en general ofrece "una oposición
inquebrantable a Occidente " y rechaza "cualquier influencia o presencia occidental en las tierras del Islam".
15 ¿Existen santuarios, templos o
lugares santos sagrados, cuyo daño podría describirse como profanación y
aumentaría la resistencia del enemigo? ¿Cómo podría el enemigo utilizar la
religión como herramienta de propaganda para inspirar sus propias fuerzas o
para erosionar la voluntad de lucha de su oponente?
Efectos sobre los
aliados.
El comandante también deberá considerar cómo la religión afecta las
relaciones con sus aliados. Debe ser sensible a los temas religiosos que puedan
ofender a sus aliados o ser utilizados como propaganda por el enemigo. La
doctrina conjunta reconoce que "cada
socio en las operaciones multinacionales posee una identidad cultural única,
resultado del idioma, los valores, los sistemas religiosos y las perspectivas
económicas y sociales. Incluso las diferencias aparentemente menores, como las
restricciones dietéticas, pueden tener un gran impacto. Los comandantes deben
esforzarse para acomodar las festividades religiosas, los llamados a la oración
y otras tradiciones culturales únicas importantes para los aliados y los
miembros de la coalición, de acuerdo con la situación". 16
Incluso
diferencias menores pueden tener un gran impacto. Por ejemplo, durante la
Operación PROPORCIONAR COMODIDAD en abril de 1991, el ejército de Estados
Unidos lanzó desde el aire paquetes con "Comidas
listas para comer" que contenían carne de cerdo destinados a musulmanes kurdos hambrientos. Estos se
quejaron de que les daban comida que violaba sus restricciones dietéticas
religiosas.17
Pueden llegar a haber repercusiones más serias; como por ejemplo, Israel
aprendió por las malas y los aliados potenciales pueden llegar a convertirse en
enemigos. Durante la invasión de Líbano en 1982, en un evento notable, "chiítas sonrientes" le dieron
la bienvenida a los soldados israelíes y les arrojaron flores. Los chiítas
elogiaron a los israelíes "por su
liberación" de la Organización para la Liberación de Palestina.
Pero la arrogancia israelí pronto convirtió la liberación en lo que
parecía una ocupación. “Ninguna otra
faceta de la grave desventura de Israel en el Líbano”, señala un
comentarista, “presenta un caso más claro
de mal juicio y una política contraproducente que el mal manejo por parte de
Israel de la población chiita del sur del Líbano. Esta convirtió a una confederación contra los
palestinos en un adversario formidable. del Estado de lsrael.”18 En el proceso, muchos chiítas se
volvieron hacia Irán, el fundamentalismo islámico y al Hezbolá, el Partido de
Dios.
Efectos sobre las propias fuerzas.
El comandante también debe
preocuparse por el impacto de las creencias religiosas en sus propias fuerzas.
Es responsable del bienestar religioso, espiritual, moral y ético de quienes
están bajo su mando. A medida que los soldados se acercan al combate, aumenta
su ansiedad por su seguridad y su interés en los asuntos espirituales.
El comandante que desarrolle un plan sólido para el ministerio religioso
de combate aumentará la moral y la eficacia de combate de su unidad. El capitán
Kevin Smith señala que "el verdadero
poder de combate de una unidad es una combinación en constante cambio de la fuerza
moral/psicológica... y las posibilidades puramente matemáticas de los efectos
de las armas". El concepto de maniobra, el elemento central de la
doctrina de combate moderna y conjunta de los EE. UU., busca crear una
disrupción no tanto por lo que está sucediendo en el momento como por causar
aprensión mental, duda y miedo sobre lo que podría suceder a continuación.
Cuando esto sucede, y puede sucederle a cualquiera de los bandos, se
dice que la "envoltura moral"
de la unidad está amenazada. El tamaño de ese "envoltorio" fluctúa y depende de muchas variables; en el
modelo de Smith, es probable que una unidad con una "envoltura moral"
grande aguante y luche más tiempo que una unidad con una más pequeña. Smith
señala: "La noción de violar una [envoltura de moral] a través de una
maniobra, modificando luego la moral del enemigo, se aplica a todo el espectro
de la guerra. Debemos tener en cuenta que nos puede pasar tan fácilmente a
nosotros como al enemigo". 19
"Fuerza
moral", tal como Smith usa el término, se entiende generalmente como "el coraje, la audacia y la
combatividad de un cuerpo de tropas" y, a menudo, en Occidente se
piensa que esto no tiene nada que ver con normas religiosas o éticas.20
No obstante, la creencia religiosa puede tener un tremendo impacto. Los
recursos espirituales pueden proporcionar fuerza, paz interior, seguridad y una
sensación de tranquilidad al soldado, aumentando así la fuerza moral de la
unidad. Aquí un capellán es invaluable; proporciona los recursos espirituales
que permiten a los soldados fortalecer su fe y, por lo tanto, el coraje moral
crucial para sobrevivir en el combate. Un comandante de batallón ha dicho:
"Los veteranos de combate saben muy bien de la influencia positiva que
tiene un capellán en la moral de la unidad, y pocos, en cualquier nivel,
volverían a entrar en combate sin uno".21
Efecto sobre la opinión
pública.
Finalmente, el interés en los asuntos espirituales también se incrementa
a nivel nacional a medida que los amigos y familiares del personal de las
fuerzas armadas observan posibles combates. El público está preocupado por
cualquier cosa que amenace a sus seres queridos. El comandante debe ser
sensible a cualquier decisión que se perciba como una inhibición del derecho
fundamental al culto o una violación de los códigos o libertades religiosas.
Tales acciones pueden despertar la opinión pública y erosionar el apoyo.
La religión, entonces, es una fuerza poderosa que toca la vida de
innumerables personas en todo el mundo. Es intensamente personal y puede
movilizar a sus adherentes para que lleguen a soportar grandes penalidades por
el bien de una meta divina. El papel de la religión en el teatro de operaciones
a menudo se subestima debido a la subestimación de la influencia de la religión
en la política y la guerra, y es difícil de cuantificar debido a los diferentes
antecedentes culturales individuales. Los comandantes operativos inteligentes
intentarán identificar su impacto sobre sus enemigos, sus aliados, sus propias
fuerzas y el público.
Tenemos fresca en la mente, a partir de experiencias recientes, la
importancia de la religión para los aspectos fundamentales de las operaciones
militares. Varios episodios de la historia militar estadounidense demuestran
por qué los comandantes deben incorporar factores religiosos en su
planificación. Examinemos cuatro operaciones militares estadounidenses dispares
bajo esta luz.
Operaciones Escudo
del desierto y Tormenta del Desierto
Se dice que de todos los asuntos que preocuparon al general Norman
Schwarzkopf antes y durante la guerra del Golfo, "los temas más delicados casi siempre involucraban la religión".
23 La religión fue un tema de debate
en el teatro de operaciones, en los Estados Unidos y en todo el mundo. En
Arabia Saudita, como se discutirá más adelante, las restricciones al culto
público y los temas del "capellán"
se convirtieron en eventos mediáticos.
Manipulación
iraquí.
Saddam Hussein trató de usar la religión para fracturar la coalición
abriendo una brecha entre sus miembros islámicos y los demás. Una estación de
radio en Yemen, que simpatizaba con Bagdad, transmitió una entrevista con un
hombre que deploraba la "contaminación"
de las ciudades santas musulmanas; afirmó que un tanque estadounidense había
dañado su automóvil en La Meca y que un puesto de control militar
estadounidense controlaba el acceso a los lugares sagrados.24
Irak también trató de dividir la coalición al involucrar a Israel en la
guerra; los ataques con misiles Scud de esa nación fueron diseñados para
provocar una respuesta militar israelí contra Irak.
Un esfuerzo iraquí menos conocido fue el intento de crear una ruptura
entre el gobierno y el pueblo de Arabia Saudita al explotar la tensión entre el
monarca y los fundamentalistas islámicos. El rey Fahd es el custodio de los dos
lugares más sagrados del mundo musulmán, los santuarios de La Meca y Medina.
Hussein acusó a Fahd de profanar los lugares sagrados al permitir la entrada de
estadounidenses no creyentes. La acusación fue recogida por los aliados de
Irak, incluida Jordania. 25
Saddam Hussein intentó obtener una ventaja militar utilizando la
religión para unir al pueblo iraquí. Hussein declaró que "en una guerra habrá muchas pérdidas. Dios está de nuestro lado.
Por eso venceremos al agresor".26 . Se aprovechó también de que las fuerzas de
la coalición se cuidaban de no dañar las mezquitas, los lugares sagrados y los
sitios arqueológicos para introducir entre ellos elementos de combate. 27
Interacciones con
Arabia Saudita.
La conducta del culto no islámico en Arabia Saudita fue un tema difícil
para la coalición. Según el Corán, la ley islámica prohíbe que cualquier grupo
religioso que no sea musulmán practique su religión en esa nación. Había, por
tanto, preocupación por la reacción de los fundamentalistas islámicos en Arabia
Saudí. Un destacado teólogo que se opuso a la presencia de Estados Unidos
declaró que "la práctica de
religiones extranjeras en nuestro suelo sagrado ofende al islam. Las
transgresiones de Saddam son simplemente la excusa que usa Estados Unidos para
propagar la enfermedad del imperialismo". 28 Los saudíes estaban tan ansiosos a este respecto que el rey Fahd
incluso trajo eruditos islámicos para "verificar
la santidad de las mezquitas". 29
La presencia de miembros del servicio y capellanes judíos fue un asunto
particularmente delicado. Un artículo sobre la celebración de Rosh Hashaná, el
año nuevo judío, en Arabia Saudita hizo que el príncipe Khalid se quejara al
general Schwarzkopf: "Ha traído a un
rabino a este país que dice que, por primera vez en la historia, el cuerno del
carnero soplará en suelo islámico" 30
Schwarzkopf convocó al capellán recién llegado del Comando Central (CentCom), el coronel David Peterson, y le dijo: "¡Tienes al Rey en el techo! ¡Hay tres cosas que pueden hacer que todo este esfuerzo de coalición se deshaga y tú tienes una de ellas! Ahora salga y mantenga a sus capellanes bajo control. Y asegúrese de que todas mis tropas tengan la oportunidad de practicar su fe.”31
Ahí estaba el dilema: la coalición necesitaba proporcionar la expresión
religiosa a las fuerzas estadounidenses sin ofender a los saudíes. Se
implementaron una serie de políticas controvertidas en un intento de abordar el
problema. El general Schwarzkopf reunió a sus capellanes para brindarles
orientación. Los de las ciudades debían "quitar
las insignias cristianas o judías de vuestros uniformes, o llevarlas de manera
que no se vieran". (Los capellanes en el campo no se verían afectados
por ese requisito).
También estaba preocupado por los servicios religiosos: "No los promocionaremos, publicitaremos
ni dejaremos que se filmen; no queremos que se transmitan por televisión para
que los vea todo el mundo musulmán".
El general Schwarzkopf esperaba resistencia de los capellanes,
especialmente en el tema de las insignias, y se sorprendió cuando los mismos "estuvieron de acuerdo e incluso fueron
un paso más allá: comenzaron a llamarse a sí mismos 'oficiales de moral'. La
Fuerza Aérea utilizó el término "oficial de moral" para referirse a
los capellanes en Arabia Saudita incluso antes de la Operación Tormenta del
Desierto. El Comando Europeo de EE. UU. también lo había adoptado. A partir de
ahí, "oficial de moral"
encontró su camino en la política Cent Com. una directiva promulgada el 12 de
septiembre de 1990.
Esa directiva impuso restricciones a la exhibición de símbolos
religiosos específicos de la fe (incluidas banderas y banderines), el uso de
artículos religiosos, la distribución de materiales religiosos, la cobertura
mediática de los servicios religiosos y la accesibilidad a los capellanes por
parte de los medios. Los servicios de adoración se llamarían "grupos de compañerismo" y no se
llevarían a cabo "en áreas abiertas
o a la vista de los nacionales anfitriones". La información sobre
estos servicios debía "difundirse
verbalmente o mediante correspondencia dentro de la unidad ... para evitar
invitar a la atención no deseada a los servicios religiosos". 33 A pesar de sus buenas intenciones,
muchas de estas restricciones tuvieron un efecto negativo sobre las fuerzas
estadounidenses y la opinión pública en los Estados Unidos.34
Hubieron, por otro lado, ejemplos de cooperación entre las fuerzas
estadounidenses y los saudíes. El capellán de CentCom, por iniciativa propia,
se reunió regularmente con el Departamento de Asuntos Religiosos de Arabia
Saudita . Los capellanes y sus asistentes brindaron apoyo religioso a los
soldados estadounidenses. El capellán Peterson hizo arreglos para que los
soldados musulmanes estadounidenses rindieran culto en las mezquitas locales y
participaran en un Umran, una peregrinación a La Meca.
Los sauditas entendieron el deseo estadounidense de adorar; solo querían
que se hiciera discretamente. La religión también fue un factor en la
planificación de la ofensiva contra las fuerzas iraquíes.
A fines de octubre de 1990, los líderes militares de la coalición
discutieron el tema y se le dijo al general Schwarzkopf "que la ventana de oportunidad para un ataque se cerraría de golpe
en marzo, cuando comenzara el Ramadán, el mes sagrado musulmán"; la
coalición necesitaría definir sus objetivos rápidamente y comenzar pronto su
ofensiva. 35 El ayuno durante el mes
de Ramadán es uno de los cinco pilares de la fe musulmana, y su importancia
para los aliados islámicos no podía ser ignorada.
Durante la ofensiva terrestre, surgió un desafío inesperado cuando se
capturó a un gran número de iraquíes. Entre el 5 y el 20 por ciento de los
prisioneros de guerra enemigos iraquíes (EPW) afirmaron ser cristianos.
Numerosos EPW iraquíes solicitaron la oportunidad de ver a capellanes
cristianos; Se instalaron tiendas de campaña especiales para que adoraran los
cristianos iraquíes y se proporcionaron Nuevos Testamentos en árabe. Los
saudíes se mostraron reacios y no estaban preparados para brindar apoyo religioso
a los EPW hasta que el capellán del CentCom les recordó los requisitos de la
Convención de Ginebra para hacerlo.36
Impacto sobre las
fuerzas estadounidenses.
A pesar de las afirmaciones en su autobiografía, el general Schwarzkopf
no tuvo un éxito total en su política de restringir la exhibición de símbolos y
llamar a los capellanes "oficiales
de la moral". Tuvo un impacto negativo y causó resentimiento dentro
del Comando Central. The New York Times
informó que "las reglas han perturbado
a algunos soldados y marineros estadounidenses, quienes dicen que les molesta
que se les haya prohibido cualquier libertad religiosa, especialmente en un
país que ahora se les pide que defiendan con sus vidas".38
Un soldado dijo: "No soy un alborotador,
y no quiero ofender a los musulmanes ni a nadie más. Simplemente me parece
incorrecto que a los estadounidenses que han venido a defender a los árabes se
les deba pedir que sacrifiquen nuestras tradiciones y creencias”.39
Estos temas se debatieron acaloradamente en el teatro de operaciones y en los Estados Unidos. El capellán principal de la Marina presente expresó su frustración al capellán de Cent Com: "No me enviaron aquí para ser un oficial de moral protestante. Mi denominación no me educó para ser un Oficial Protestante de Moral. Y el Cuerpo de Capellanes no me ordenó ser Oficial de Moral Protestante. Y no me enviaron aquí para ser el capellán principal de la Infantería de Marina Protestante en el país. Soy quien soy y estos Infantes de Marina son quienes son y han sido enviados aquí y tal vez van a morir en este país para defenderlo y darles el derecho de ser quienes son. Y creo que deberíamos tener derecho, si vamos a morir, a morir como somos, capellán.” 40
El capellán de CentCom confirmó estas dudas. "Quitarse la insignia de la rama y referirse a un capellán como
'Oficial de moral' tuvo un impacto negativo en la moral de los miembros del
servicio, el público estadounidense y los capellanes. Además, planteó serias
dudas sobre el derecho público de los EE. UU." 41
Habría más
problemas, como observaría más tarde, con respecto a "cuestiones constitucionales, siendo la insignia nuestra forma de
identificarnos ante nuestros feligreses, y convicción personal". 42 La directiva de llamar a los
capellanes "agentes morales"
fue revocada oficialmente el 1 de enero de 1991.
A pesar de los problemas iniciales, prosperó el ministerio a las fuerzas
estadounidenses. Muchos buscaron y encontraron el consuelo que trae la fe
frente a la muerte. La asistencia aumentó dramáticamente en los servicios de
adoración, estudios bíblicos, reuniones de oración, desayunos de oración y
grupos de compañerismo. Muchos fueron bautizados, volvieron a dedicar sus vidas
a Dios o se volvieron más activos en su fe.
La opinión pública
estadounidense.
Las cartas de los soldados y los informes de los medios tuvieron una
gran influencia. Durante la Operación Escudo del Desierto, especialmente
durante las vacaciones de noviembre y diciembre, se escribió mucho sobre temas
religiosos. Aunque a los representantes de los medios no se les permitió hablar
con los capellanes o cubrir los servicios de adoración, muchos miembros del
servicio expresaron su preocupación por las restricciones religiosas y los
medios informaron esto al público estadounidense. Un editorial en el Washington Post comentó sobre los temas
de "insignia" y "oficial moral" y las
restricciones al culto. Concluyó: "Todo
esto merece una cuidadosa vigilancia. Arabia Saudita tiene su propia cultura,
estándares y creencias religiosas fuertemente arraigadas, y ocupa un lugar
especial en el mundo musulmán. Estados Unidos no busca desafiar nada de esto,
pero debe insistir que los estadounidenses en las fuerzas armadas estén
protegidos en el pleno ejercicio de sus religiones. Ese derecho constitucional
viaja con las tropas y debe ser respetado dondequiera que sirvan.”45
Existía la posibilidad de que el apoyo público a las Operaciones Escudo
del Desierto y Tormenta del Desierto se hubiera erosionado debido a las
restricciones en el culto y el resentimiento relacionado hacia el gobierno
saudita. El ejército de los EE. UU. tuvo una tarea difícil para explicar la
política y convencer al público estadounidense de que sus tropas aún podían
adorar.
La guerra con Mexico
Un ejemplo temprano en la historia estadounidense de creencias
religiosas, que afectaron el teatro de operaciones, fue la guerra con México de
1846 a 1848. Este conflicto tuvo implicaciones religiosas tanto para Estados
Unidos como para México. Las tropas estadounidenses ingresaron inicialmente a
México sin capellanes asignados a las unidades tácticas, aunque "muchos vieron la guerra como una cruzada de la América
protestante para someter al México católico". 46 Esto resultó en desventaja para los estadounidenses cuando la
prensa mexicana, tanto secular como religiosa, trató de manipular las
sensibilidades religiosas de ambos bandos para degradar la eficacia del
Ejército de los EE. UU.
La propaganda mexicana describió el enfrentamiento como una guerra
religiosa, con el objetivo estadounidense de
"confiscar la propiedad de la iglesia y destruir el catolicismo".
47
Herman A. Norton señaló el propósito mexicano de las distorsiones: "Primero, incitar a los mexicanos a
resistir al ejército estadounidense como una cuestión de deber religioso; y
segundo, perturbar o molestar a los soldados católicos en el ejército
estadounidense, incluso hasta el punto de considerar la deserción.”48
Esta propaganda alarmó al presidente James K. Polk y sus asesores,
quienes reconocieron el peligro de que este conflicto se presentara como una
guerra religiosa. Estaban preocupados no solo por el efecto sobre la población
mexicana, sino también por cómo reaccionarían los católicos, que constituían
una cuarta parte de los soldados regulares en el ejército de EE. UU.
Polk, siguiendo el consejo de su secretario de estado James Buchanan, decidió enviar a dos sacerdotes católicos como capellanes del ejército del general Zachary Taylor. Razonó que el nombramiento de los dos sacerdotes disiparía los temores de los soldados católicos y los civiles, al tiempo que demostraría que "el gobierno no tenía prejuicios anticatólicos y no tenía intención de destruir iglesias y hacer la guerra a la religión en México".49 No se enviaron capellanes protestantes al ejercito con el fin de enfatizar que esa no era una "cruzada protestante".
El 6 de julio de 1846,después de recibir las comisiones del ejército,
los Padres John McElroy y Anthony Rey se unieron al General Taylor cerca de
Matamoras, México,. McElroy permaneció en el hospital base mientras Rey fue
asignado a las tropas de combate. Además de sus funciones sacerdotales con los
enfermos y heridos, McElroy organizó una escuela para los niños mexicanos
locales y enseñó allí cuatro horas al día.
Cuando se ofreció misa a los
soldados estadounidenses, McElroy también sirvió a los civiles mexicanos. Con
esto se esperaba que sus acciones ayudarían a contrarrestar la propaganda
mexicana sobre los estadounidenses.
Mientras tanto, Rey sirvió con distinción durante el sitio de Monterrey en septiembre de 1846 asistiendo a los heridos. Los informes de sus esfuerzos incluso llegaron a la prensa estadounidense, cuando se publicaron las cartas que los soldados en el frente enviaban a sus casas. En enero de 1847, el capellán Rey y un acompañante fueron asesinados por guerrilleros mexicanos cuando viajaban a Matamoras.
La noticia de su muerte conmocionó al pueblo local; la mayoría de sus habitantes salieron a recuperar los restos y enterrarlos en el cementerio local.
En febrero de 1847, el Congreso autorizó el nombramiento de capellanes
adicionales para las unidades tácticas del ejercito en México. Esto se debió en
parte a los "impresionantes informes
y cartas enviados por oficiales y soldados elogiando el valioso servicio"
de McElroy y Rey.50
Vietnam
La guerra de Vietnam es el ejemplo más reciente de un conflicto en el que las creencias religiosas afectaron a todos los combatientes. La cultura vietnamita era radicalmente desconocida para la mayoría de los estadounidenses. Los vietnamitas no distinguen entre lo "secular y lo sagrado", como tienden a hacer muchos occidentales; la religión afecta mucho más la vida típica vietnamita que la estadounidense.
Robert L. Mole comenta sobre la cultura vietnamita: “Así como la vida se compone de hechos entretejidos, los sistemas de
creencias religiosas sustentan y controlan su vida diaria en un grado
sorprendente. Por lo tanto, muchos vietnamitas mezclan inconsciente y
culturalmente elementos del taoísmo, el confucianismo, el budismo, el
hinduismo, el islam y el cristianismo con el animismo en una forma de vida. El
occidental monoteista reacciona rechazando las filosofías que no encajan en su
"marco de referencia" mediante la determinación de que si un concepto
es correcto, los demás deben estar equivocados. Los vietnamitas pluralistas
adoptan, adaptan y utilizan elementos aceptables dentro de todos los conceptos
filosóficos contrastantes sin sentir aparente o conscientemente ninguna
inconsistencia. Esta diferencia fundamental de puntos de vista debe entenderse
y apreciarse si los ciudadanos de las dos culturas han de construir una amistad
duradera y una relación efectiva". 51
Para complicar aún más las cosas estaba la mezcla étnica de los
vietnamitas del sur. La etnia vietnamita habitaba en las tierras bajas, las
llanuras, en los valles y los deltas de los ríos. El segundo grupo étnico
principal vivía en las montañas y las tierras altas.
Conocido como Montagnards, el grupo constaba de treinta y tres tribus,
cada una con distintas variaciones en "costumbres,
costumbres y creencias religiosas que las hacen diferentes de sus vecinos".
52 Los montañeses constituían solo
un pequeño porcentaje de la población total de Vietnam, pero tenían una
importancia estratégica porque eran los "principales habitantes de aproximadamente el 50 por ciento del área
terrestre de Vietnam". 53
Esta diversidad cultural y religiosa planteó un inmenso desafío para todos los
combatientes en su lucha por lograr sus objetivos militares.
El delicado tema de la religión fue difícil para las fuerzas comunistas
del Sur, porque su reputación de anticlericalismo se oponía a su apoyo público
a la libertad religiosa. El Frente de Liberación Nacional (NLF) trató de
infiltrar, neutralizar o ganarse a los grupos religiosos. Aunque tuvo cierto
éxito, muchos lo miraron con recelo, como los Ong Ba, una religión campesina
indígena.
De manera similar, "los
recuerdos católicos del conflicto con el Partido [Comunista] eran demasiado
poderosos para superarlos". 54
La actitud anticomunista de la tribu hrey, un grupo étnico montagnard, se debió
principalmente a diferencias religiosas. Un informe de mayo de 1966 rastreaba
esta actitud "hasta 1954, cuando los
comunistas intentaron poner fin a los sacrificios de búfalos", que
eran una parte vital de la religión animista Hrey. A los Hrey les había
molestado tanto este episodio que atacaron a los comunistas con ballestas y
lanzas.55
Estas dificultades no impidieron que las fuerzas comunistas trataran de utilizar las creencias religiosas en su beneficio. Estudiaron las diversas creencias religiosas para interrumpir los esfuerzos conjuntos de Vietnam del Sur y los estadounidenses. Los comunistas utilizaron el ritual de alianza de los Cua, otro grupo étnico Montagnard, para disuadir a los miembros de las tribus de entrar en alianzas contra ellos. "Mientras que sólo unos pocos estadounidenses han sido tan 'adoptados', los agentes subversivos han utilizado la alianza de adopción Cua para su beneficio. Dado que los sistemas de valores religiosos y los tabúes en un ambiente controlado por espíritus están involucrados, los miembros de la tribu Cua sienten que es imposible romper su compromiso, y lucha una vez formadas estas alianzas". 56
Lraos comunistas también utilizaron las creencias religiosas para librar una guerra psicológica contra la población local. Un manual de entrenamiento de la Marina de los EE. UU. explicó: "Las creencias que surgen dentro del animismo dan lugar a la demanda de que se haga una eliminación adecuada de los muertos para evitar crear un espíritu errante. Es el mismo concepto religioso que alienta la mutilación de cadáveres por parte del enemigo. Esto tiene impactos psicológicos no apreciados completamente por los estadounidenses". 57
Los ancianos de las aldeas a menudo eran secuestrados y amenazados con
la decapitación si los miembros de la familia no se ajustaban a los deseos
comunistas. Sus familias temían que la decapitación "separaría el alma de ese antepasado para vagar sin rumbo en el
más allá sin ascender en el orden familiar". 58
La composición de la cúpula militar reflejaba esta debilidad del
gobierno. "Con respecto al liderazgo
de Vietnam del Sur, había una diferencia real entre los oficiales y los
hombres. Los oficiales eran urbanos, hablaban francés y, a menudo, eran
católicos. Los soldados eran budistas rurales". 60
Luego, los monjes budistas conmocionaron al mundo quemándose en protesta
contra el gobierno de Diem. El 21 de agosto, el gobierno allanó doce templos
budistas y arrestó a más de 1.400 budistas. El 1 de noviembre, Diem fue
asesinado y su gobierno derrocado, con la aprobación tácita de Estados Unidos. 62 Sólo la comunidad católica
vietnamita lamentó la muerte de Diem.
Los problemas de diversidad religiosa que enfrentaba el gobierno de
Vietnam del Sur también confrontaron a las fuerzas estadounidenses. Las decisiones
políticas de Vietnam del Sur, junto con una cultura "extraña", resultaron ser obstáculos difíciles para el
ejército estadounidense. Esto se destacó en marzo de 1965 durante un ejercicio
de entrenamiento del Cuerpo de Infantería de Marina, la Operación Lanza de Plata. Esta simuló los problemas que podrían
surgir cuando los militares no estaban al tanto de los sistemas religiosos y de
los valores adoptados por una sociedad extranjera. "Este ejercicio demostró que tal falta de información puede
generar la alienación de la población local, una disminución de la seguridad y
un posible aumento de las bajas". .
"Se hizo
evidente que era necesario un amplio programa de conferencias y debates sobre
la influencia del budismo, el confucianismo, el taoísmo y otras religiones
indígenas en la vida de la gente".64
Como resultado del operativo Lanza de Plata, se estableció el Proyecto Religioso del Sudeste Asiático, en el que se instruyó a un capellán de la Armada para que estudiara las creencias, costumbres y prácticas religiosas. El capellán Robert L. Mole fue asignado desde agosto de 1965 hasta julio de 1966 para recolectar y preparar "materiales adecuados para su uso en la orientación del personal de la Armada y el Cuerpo de Infanteria de Marina en Vietnam". 65 El fruto de esta investigación también se compartiría con los otros servicios.
Gran parte de lo que se aprendió se transmitió a los miembros del
servicio estadounidense. Los recién llegados a la Fuerza Anfibia de la Marina
recibieron dos conferencias, "Religiones
de Vietnam" y "Costumbres
basadas en la religión de Vietnam". Se imprimieron numerosas
publicaciones sobre las religiones y la cultura vietnamitas.
Uno de ellos, NAVPERS 15991, proporcionó "Pautas para la comprensión" para el personal militar: "Trate los templos, las casas de los
espíritus, los lugares sagrados con cuidado" y "No altere los objetos sagrados sin órdenes directas"
fueron dos puntos importantes que surgieron del antepasado vietnamita la
adoración y el temor de enojar a los espíritus.
Se les dijo a los estadounidenses que no quitaran los "postes espirituales", que, "al igual que la profanación de tumbas
y el abuso de las casas espirituales, pueden crear un antagonismo
potencialmente peligroso entre quienes de lo contrario podrían ser nuestros
amigos . 66
También se recordó a los estadounidenses que su propia cultura era tan
extraña para los vietnamitas como la de ellos para los estadounidenses: "Recuerde que las diferencias
culturales pueden desconcertar tanto a los vietnamitas como a los
estadounidenses... La cultura estadounidense a menudo es percibido como activo,
material y lógico, mientras que el de los vietnamitas es principalmente pasivo,
espiritual y místico". Aun se debate si esto fue efectivo.
Bergerud hace notar que por
razones no muy evidentes en retrospectiva, el ejército no hizo casi nada para
preparar a los soldados para el 'choque cultural' (y el término es bueno) que
todos ellos encontraron al venir a Vietnam.
Casi todos los
veteranos... destacaron lo totalmente ignorantes que eran sobre los vietnamitas
y su cultura.
Tampoco estaban
preparados para la pobreza de Vietnam. Las reacciones iniciales solían ser una
mezcla de curiosidad y repugnancia.”68
Los recién llegados fueron adoctrinados en la cultura vietnamita. Por
alguna razón, este adoctrinamiento parece haber sido ineficaz. Las lecciones de
Lanza de Plata se confirmaron: la ignorancia o la indiferencia estadounidense
alienaron a los vietnamitas, disminuyeron la seguridad y aumentaron las bajas.
Operaciones
militares aparte de la guerra
Hoy en día los comandantes militares de EE. UU. deben preocuparse por
operaciones que no implican principalmente el combate. Muchos destacarán
prácticas y requisitos religiosos. Como ilustración de tales preocupaciones,
examinemos un caso reciente de considerable duración e interés mediático.
La Operación GTMO fue la respuesta estadounidense a la gran cantidad de
refugiados que huían de Haití, en la que los mismos fueron ubicados en
campamentos en la estación naval estadounidense en la Bahía de Guantánamo
(conocida durante décadas por los militares como "GTMO" o
"Gitmo"), Cuba.
Los capellanes jugaron un papel vital. El Comandante de la Fuerza de
Tarea Conjunta (JTF), General de Brigada Kenneth W. Simpson, Ejército de los
EE. UU., estaba convencido de que los capellanes y sus asistentes eran parte
integral de la misión. Pidió capellanes y asistentes adicionales para apoyar a
los 12.500 haitianos y los 1.500 militares y civiles estadounidenses.69 Los consideró importantes
debido a "la importancia de la
dimensión espiritual de la cultura haitiana". 70
Los capellanes resultaron cruciales para brindar apoyo a los haitianos.
Dirigían un mínimo de dos servicios de adoración y un estudio bíblico por día,
por campamento. Los servicios de adoración tendían a ser largos y concurridos,
lo que brindaba una salida constructiva para las personas de fe que tenían poco
más que hacer. Los capellanes también realizaron una serie de otras funciones
en los campamentos: facilitaron las comunicaciones; rumores aclarados; explicó
los procedimientos de procesamiento y control civil estadounidense; distribuyó
ropa, biblias y literatura religiosa; ayudó a reunir familias; enseñó inglés
como segundo idioma; y aconsejaba.
Los capellanes también sirvieron como enlaces entre los refugiados y los funcionarios militares y civiles de EE. UU. En general, por su propia experiencia, los haitianos temían a los militares; pero consideraban a los capellanes, como clérigos, dignos de confianza. El Capellán del Comando de la JTF informó al General Simpson que "los capellanes continúan teniendo un impacto significativo en el carácter de los campamentos de migrantes. Muchas fuentes informaron que en varias ocasiones los capellanes han facilitado las comunicaciones bidireccionales durante las manifestaciones, ayudado a calmar situaciones tensas y asistido en el restablecimiento de la calma durante los disturbios. Su papel como líderes religiosos les da credibilidad y estatus con la comunidad migrante haitiana. Son vistos como fuentes de información confiables y objetivas y como pacificadores.” 71 El papel de los capellanes como pacificadores fue importante.
El Capellán del Comando de la JTF informó más tarde que "debido a las continuas interrupciones e incidentes con lanzamiento de piedras en algunos campamentos, el Comandante [de las Fuerzas Armadas] ha solicitado apoyo adicional de capellanes y presencia en los campamentos". 72
Los capellanes también asistieron a "reuniones
de la ciudad" para escuchar las preocupaciones de los refugiados.
Los capellanes fueron colocados en patrulleros de la Guardia Costera,
donde cumplieron una "doble
función".
Acompañaron a los haitianos que estaban siendo repatriados a Port-au-Prince,
aconsejando a los refugiados que se enfrentaban a esta decepcionante y difícil
transición. Los capellanes también brindaron un ministerio a las tripulaciones
de los cúteres. El Capellán del Comando de la JTF señaló que "el Capellán de la JTF y el Capellán de
la Guardia Costera (Comandante) Bob Adair se reunieron con los capitanes de los
cúteres y el personal para coordinar la cobertura religiosa. Su preocupación no
era solo que los capellanes ayudaran a la gestión de los migrantes, sino que se
expandió para incluir preocupaciones por el bienestar de sus tripulaciones .
Quizás debido al
estrés y a los largos períodos de servicio, recientemente ha habido más de un
intento de suicidio ". 73
El apoyo directo al personal militar también fue una parte importante de
los deberes de los capellanes de la JTF. Se proporcionó un programa completo de
capilla y servicios de capellán a los miembros del servicio. Los capellanes
también ayudaron al personal militar a lidiar con el estrés de la Operación
GTM0, dieron instrucción cultural haitiana a los recién llegados y resúmenes de
"regreso/reunión" al
personal del departamento. El capellán de la JTF también aconsejó al comandante
sobre las tendencias de la moral, los problemas alimentarios, los posibles
puntos de tensión y lo que funcionaba bien en los campamentos.74
Estos ejemplos se han ofrecido para elaborar y subrayar la verdad de las
palabras iniciales de una publicación conjunta reciente: "La religión juega un papel fundamental en la autocomprensión de
muchas personas y tiene un efecto significativo en las metas, los objetivos y
la estructura de la sociedad. En algunos casos, la autocomprensión religiosa
puede desempeñar un papel determinante o regulador de la política, la
estrategia o las tácticas. Es importante que el comandante de la fuerza
conjunta (JFC) tenga una comprensión de los grupos y movimientos religiosos
dentro del teatro y el impacto potencial que puedan tener en el cumplimiento de
la misión asignada”. 75
Al tocar las vidas de innumerables personas en todo el mundo, la
religión puede ser intensamente personal y notablemente política, y sus efectos
se extienden desde la motivación individual hasta las metas, estrategias y
decisiones nacionales o grupales. Si bien el papel de la religión es difícil de
cuantificar, un comandante que sea sabio estudiará cuidadosamente sus efectos
en las operaciones militares.
Notas
1. George C. Marshall, quoted
in Donald W. Shea, "A
Ministry in the Eye of the Storm," Army, September 1991, p. 54.
2.
Carl von Clausewitz, On War ed.
and trans. Michael
Howard and Peter Paree (Princeton,
NJ.: Princeton Univ. Press,
1984), p. 137.
3.
Ibid.
4.
See Antoine-Henri de Jomini, The Art of War (Westport, Conn.: Greenwood
Press, 1977), chap. 1and art. 9, pp. 12, 31.
5.
U.S. Defense
Dept., Joint Operation Planning
and Execution System, Joint Pub 5-03.1 (Washington: Joint Staff, 4 August 1993), p. P-6-2.
6.
Ibid., p. P-3-4.
7.
Walter A. Ewell ed., Evangelical Dictionary of Theology (Grand Rapids, Mich.: Baker Book House, 1984), p. 931.
8.
Stephen L. Carter, The Culture
of Disbelief (New York: Basic Books, 1993), pp. 41- 2. (Emphasis original.)
9. Ralph Peters, "Vanity and the Bonfire
of the 'isms,"' Parameters,
Autumn 1993, pp. 40-1. Peters argues, for instance, that in
the Balkans the political and religious elements are almost inseparable.
(Emphasis original.)
10.For a detailed
discussion, see ibid., p. 43.
11.John J. Mearsheimer, "Disorder Restored," Rethinking America's Security: Beyond Cold War to New
World Order, eds. Graham Allison
and Gregory F. Treverton (New York: W.W. Norton, 1992),
p. 221.
12.Joint Operation Planning and Execution System:
Vol. 1, Planning Policies and Procedures, Joint Pub 5-
03.1 (Washington: Joint Staff, 4 August 1993), p. P-6-1.
13.U.S. Anny Dept., Religious Support
Doctrine, FM 16-1 (Washington: November
1989).
14.Bernard Lewis, "The Roots of Muslim
Rage," The
Atlantic Monthly, September 1990, p. 54.
15.David Wurmser,
"The Rise and Fall of the Arab World," Strategic Review,
Summer 1993, p. 35.
16.U.S. Defense
Dept., Doctrine for Joint Operations, Joint Pub 3-0 (Washington: Joint
Staff, 1
February 1995), p. Vl-4. (Emphasis omitted.)
17.. Telephone
conversation with Capt E. F. Blancett, CHC, USN, U.S. European Command,
25
January 1995.
18. Sandra Mackey, Lebanon: Death of a Nation (New
York: Congdon and Weed, 1989), p. 204.
19. Kevin D. Smith, "Moral
Disruption by Maneuver." U.S. Army Aviation Digest, March/April
1990,
pp. 2-10.
20.Ibid., p. 3, footnote I.
21.Cole C. Kingseed
(Lt. Col., USA), "The Battalion
Chaplain," Infantry, July-August 1991, p.
16,
22.H. Norman Schwarzkopf with Peter Petre, /t Doesn't Take a Hero (New York: Bantam,
1993), p.388.
23.Shea, p. 54.
24.Susan Sachs, "A Christmas under Wraps: Troops Religious Rites Are Muffled to Nor
Offend Muslim Hosts," Newsday, 23 December 1990, p.
17.
25.Patrick J. Sloyan, " U.S. Troops Avoid Moslem Wrath; Saudis Fear Defiling of Holy Sites," Newsday, 4 October 1990, p. 13.
26."Hussein Vows to Miss Deadline," New' York Times, 22 December 1990, p. 7.
27, For coalition targeting policies, see U.S. Dept. of Defense,
Conduct of the Persian
Gulf War: Final
Report to Congress (Washington: 1992), pp. 132-3.
28.Colin Nickerson, "GIs in Desert Follow Faith in Furtive Way," The Boston Globe, 12 December
1990, p. 1.
29.Sloyan, p. 13.
30.Schwarzkopf, p. 388.
31.Telephone conversation with Chaplain David Peterson (Col., USA), Forces Command
Chaplain, Fort McPherson, Ga., J February
1995. Chaplain Peterson
served as CentCom
Chaplain
during Desert Shield and Storm.
32.Schwarzkopf, p. 389; Peterson, 3 February 1995.
33.USCINCCENT message, date-time group 121957Z September
1990, "Command Policy for the
Administration of Religious
Support Operation Desert Shield" [Unclassified).
34.Peterson, 3 February 1995; Editorial, "Religion and Desert Shield," Washington Post, 11 November
1990, p. A30; Philip Shenon, "Standoff in the Gulf: Out
of Saudi View, U.S. Force Allows
Religious Their Rites," New York Times,
22 December 1990, p. 1; and Nickerson, p. 1.
35.Schwarzkopf, p. 430.
36.Chaplain David Peterson (Col., USA), "After Action Report: Operation Desert Storm," briefing
to the Armed Forces Chaplain Board, Washington, D.C., summer 1991.
37.Schwarzkopf, p, 389.
38.Shenon, p. 1.
39.Nickerson, p. 1.
40.Oral history of Captain Tom Hien, CHC, USN, Chaplain
Resource Board, Norfolk, Va, 11
January
1995. "Marine chaplains" are in fact naval officers
of the Chaplain Corp, (CHC)
assigned to
Marine units.
41.Peterson, briefing.
42.Peterson, 3 February
1995; "Religion and Desert Shield"; Shenon, p. 1; and Nickerson, p. 1.
43.Peterson, briefing.
44.Nickerson, p. 1.
45."Religion and Desert Shield."
46.Herman A. Norton,
Struggling for Recognition: The United States Army Chaplaincy, 1791-1865
(Washington: Office of the Chief of Chaplaincy, Dept. of
the Anny, 1977), pp. 64-5.
47.Ibid., p. 66.
48. Ibid.
49.Ibid.
50.Ibid.,
p. 73.
51.Robert L. Mole (Cdr., CHC, USN), "A Brief Survey of 1he Phat-Giao Hoa-Hao
of
Vietnam," Southeast
Asia Religiou1 Project, 1969, p. xii.
52.Robert L. Mole (Cdr., CHC, USN), Peoples
of Tribes of South Vietnam (Saigon:
COMNAVSUPPACT Saigon, Summer 1968), p. 7.
53.Ibid.
54.Eric M. Bergerud, The Dynamics of Defeat: The Vietnam War in Hau Nghia Province (Boulder,
Colo.: Westview Press, 1991), pp. 52, 66.
55.[Robert L. Mole (Cdr., CHC, USN)], "The
Montagnardt (Tribes-People) of I Corps,
South Vietnam," Southeast Asia Religious Project, May 1966, p. I-18.
56.Mole, Peoples of Tribes of
South Vietnam, pp. 186-7.
57.U.S. Navy Dept., The Religion
of South Vietnam in Faith and
Fact, NAVPERS 15991 (Washington: Bureau
of Naval Personnel,
1967), p. 5.
58.Jim E. Fulbrook (Capt., MSC, USA), "LAMSON 719, Part I: Prelude to Air Assault," U.S. Army Aviation Digest, June 1986, p. 11.
59.Bergerud, p. 3
60.Richard O'Hare, quoted in Bergerud, p. 230.
61.Bergerud, p. 52.
62.Guenter Lewy, America in Vietnam (New
York: Oxford Univ. Press, 1978), pp. 26- 7.
63.NAVPERS 15991, p. v.
64.Herbert L. Bergsma (Cdr., CHC, USN), Chaplains with Marines in Vietnam, 1962-1971 (Washington: Headquarters U.S. Marine Corps, 1985), p. 100.
65.Ibid., p. 101.
66.NAVPERS 15991, pp. 91- 7.
67.Ibid, p. 95.
68.Bergerud, p. 170.
69.U.S. Atlantic Fleet memorandum 1331 aerial N02C of 18 May
1992.
70.Ibid.
71.CJTF GTMO memorandum
serial JTF-CH ofl0June 1992.
72.CJTF GTMO memorandum serial JTF-CH of 17 June 1992.
73.Ibid.
74.U.S. Atlantic Fleet memorandum 1331 aerial N02C of 18 May 1992.
75.U.S. Dept. of Defense, Religious
Ministry Support for Joint Operations, Joint Pub I-OS {Washington: Joint Staff, 3 Augu1t 1993), p. 1-1.
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