lunes, 10 de marzo de 2014

2014 - Soldado ≠ Heroe



Soldado ≠ Heroe



Reconsiderando la narrativa del ¨soldado como heroe¨



La traducción de este artículo fue autorizada a subir a mi blog por Noam Shpancer Ph.D., Profesor de Psicología en la Universidad de Otterbein, Westerville (EE.UU.) 



Noam Shpancer, Ph.D. - Nottingham Malvinas



Noam Shpancer, Ph.D., es el autor de la novela El Buen Psicólogo. Nació y se crió en un kibutz israelí. Recibió su título en Psicología clínica en la Universidad Purdue. Actualmente es profesor de psicología en la Universidad Otterbein en Westerville, Ohio. Sus investigaciones se centran en el cuidado y desarrollo infantil. También practica clínica en el Centro para la Psicología Cognitiva y del Comportamiento en Columbus, Ohio. Se especializa en el tratamiento de los cuadros por ansiedad.



Por todos lados escuchamos que llaman héroes a los soldados estadounidenses. Un consenso tan sencillo y difundido resulta evidentemente sospechoso al igual que alguien que en las elecciones obtuviera el 99 por ciento de los votos. Podemos sentirnos bien con dicho consenso pero esto no es siempre bueno. Con frecuencia constatamos silencios o la distorsión de la verdad. Los psicólogos sabemos que el exceso de alabanzas esconde con frecuencia un resentimiento oculto, ambivalencia y culpa. De hecho, el ser un soldado no lo convierte a uno en un héroe.

Es verdad que existe una minoría de soldados que arriesgan su vida en su quehacer diario (al igual que lo hacen los pescadores, los bomberos, los trabajadores de la salud y los mineros). Pero en la guerra moderna los que están más expuestos son los civiles. En las zonas de guerra mueren más mujeres y niños que soldados dado que estos últimos están entrenados y equipados para sobrevivir el combate.

Las Bajas mas frecuentes de la Guerra 


Un Empleado que trabaja a Conciencia 

De todos los soldados del mundo, los estadounidenses son los que tienen menos por temer. Son los que más posibilidades tienen de sobrevivir y ganar el combate. El gasto militar estadounidense es aproximadamente el equivalente al gasto combinado de todo el resto de las naciones. Si hay algo que temer es al soldado estadounidense. Para la mayoría de los observadores alrededor del mundo, el período de florecimiento del poder de EE.UU. (véase bajo la administración de Bush) se tornó aún más temible por nuestra insistencia de que las leyes de la naturaleza humana (ejemplo: el poder corrompe) no se aplica a nosotros y, también por la convicción de que existe una benevolencia divina hacia los EE.UU. y una excepcionalidad que el resto del mundo debe aceptar. El poderoso rara vez experimenta al poder como un hecho problemático. Esto es verdad tanto en el matrimonio, en la política, en los negocios como en la guerra.


Algunos piensan que nuestros soldados son héroes porque se presentan como voluntarios. No obstante, no existe ninguna evidencia sustancial de que los soldados se enlisten por una cuestión de coraje salvo que Ud. defina tautológicamente al coraje como la acción de enrolarse. Los soldados que se enlistan voluntariamente lo hacen por una cuestión económica dado que perciben escasas oportunidades en el ámbito civil. También lo hacen por un sentido juvenil de la aventura o porque siguen una tradición familiar. 

Las diferencias de educación y trasfondo socioeconómico predicen mejor los patrones de enrolamiento que las diferencias personales en cuanto al coraje. La mayoría de los soldados estadounidenses son trabajadores manuales que tratan de llegar a fin de mes. La mayoría de los soldados son ciudadanos decentes que tratan de hacer bien su trabajo y percibir un ingreso decente. Algunos de ellos actúan heroicamente a lo largo de sus carreras pero el solo hecho de ser un soldado profesional no es suficiente como para acreditarles el status de héroe. 


Heroísmo Genuino

Las personas que hacen lo que se espera de ellas, que son entrenadas y reciben una paga no son héroes. Son trabajadores concientes. El hecho de calificar una actividad conciente como un hecho heroico abarata la noción misma de heroísmo.

El heroísmo denota excepcionalidad. El héroe demuestra un coraje superior, raro, excepcionalmente moral, emocional, intelectual ó físico en una circunstancia donde una persona promedio permanecería silenciosa, sucumbiría o se retiraría. Podemos encontrar un ejemplo de heroísmo verdadero en aquellos que marcharon con Martin Luther Jr. en su marcha

por los derechos civiles. Ellos ayudaron a cambiar la conciencia de una nación en dirección a la luz. Lo hicieron sin violencia y con gran riesgo personal, sin recibir paga, sin equipamiento protector ni institucional.

Algunos dicen que los soldados son héroes porque demuestran un patriotismo desinteresado. Pero en este caso (como siempre) el término ¨patriotismo¨ es el último refugio del canalla. Aquí lo que debemos hacer notar es que los soldados no son los canallas sino los que los alaban.

Actualmente los soldados estadounidenses defienden su patria o sus hogares. Están defendiendo los ¨intereses¨ estadounidenses. Si somos adultos por un momento nos daremos cuenta que dichos ¨intereses¨ no están definidos por los soldados ni por oficiales elegidos y tampoco por la mayoría de la población. Están definidos por aquellos que poseen el dinero como para financiar campañas políticas y pagarles a aquellos que hacen lobby para que impulsen ciertas leyes, normativas y puntos de vista (ejemplo: ¨intereses¨). Dichos ¨intereses¨no suelen ser los de los soldados jóvenes ni de las crecientes minorías trabajadoras.



Nota del autor del blog: La frase: el ¨patriotismo¨es el último refugio de un canalla fue dicho por Samuel Jonson (1709-1784) la tarde del 7 de abril de 1775. El Dr. Johnson fue un poeta, ensayista, biógrafo y lexicógrafo inglés.


Ud puede convocar a los soldados para que mueran por dichos intereses ¨patrióticos desinteresados¨ y también puede hacerlo corriendo el riesgo de ofender a los crédulos genuflectos.



No puede beber alcohol (pero si puede beber Kool-aid)


Nota del autor del blog: En Noviembre de 1978, el mundo fue asombrado por la muerte suicida de 913 miembros de la secta Templo de las Personas (People´s Temple). Jim Jones, el líder del grupo, convenció a sus seguidores para mudarse a Jonestown, Guyana, una comunidad distante que forjó en la selva de América del Sur . El suicidio masivo ocurrió después que el representante de E.E.U.U. de California Leo Ryan y un equipo de reporteros visitó el recinto para investigar reportes de abusos. Jim Jones le ordenó a su rebaño cometer suicidio tomando una bebida de Kool-Aid sabor a uva con cianuro de potasio. 

B.F. Skinner dijo ¨La sociedad ataca precozmente, cuando el individuo esta indefenso¨. Las guerras en particular dependen del manipuleo de los jóvenes, fundamentalmente porque los mismos, investidos de flexibilidad se encuentran inmersos en una fábula de invulnerabilidad carente de perspectiva.

Por lo tanto, la voluntad personal de ir al combate no tiene nada que ver con el coraje pero mucho que ver con la juventud. Los jóvenes en busca de emociones son presas fáciles de la intoxicación de la guerra. El pequeño y sucio secreto de la guerra es que matar es excitante.

Aquellos que han estado en combate como yo lo saben si es que son concientes y honestos con ellos mismos.

Aquellos que no lo son pueden leer ¨La guerra es la fuerza que nos da sentido¨de Chris Hedges o ¨Humanidad¨de Jonathan Glover. La guerra es un hecho primitivo, altamente ilícito y como tal atrae a los jóvenes temerarios, dura poco y finaliza con la ruina. Pero a diferencia del resto de las adicciones, el veneno de la guerra ese promueve alegremente y la sociedad se lo vende a sus propios jóvenes.

Todas las charlas insufladas sobre el héroe ocultan el hecho de que los soldados son básicamente peones. Sirve para cubrir nuestra culpa sobre el hecho de que nosotros, como cultura, somos cómplices de un horrible engaño.

Bombeamos las mentes de nuestros adolescentes con escenarios propios del día del juicio final y de propaganda nacionalista. Les enseñamos que se llega a la hombría a través de la violencia y luego los enviamos para que actúen en nombre de algún dudoso ¨interés nacional¨ del tipo que llena los bolsillos de alguien pero nunca de la tropa. En lo profundo sabemos que hemos hechos un toque de diana y tratamos de cubrirlo con gritos de ¨Rah Rah¨



¿Tenemos lo que se quiere?

La verdad es que no existe una buena guerra. Toda guerra contamina al que se involucra en la misma. Toda guerra , aún siendo justa o necesaria, es una atrocidad, un fracaso desastroso de la civilización, un quiebre de las facultades más elevadas de la humanidad y un eclipse de las aspiraciones más excelsas. Aquellos que llaman sin pensar héroes y patriotas a los soldados no están apoyando a los mismos sino perpetuando el ciclo vicioso del mito destructivo, pura demagogia y tribalismo que conduce al siguiente conflicto.

En lo profundo, la narrativa del soldado como héroe es una falsedad cebada por una sociedad que carece de imaginación moral y coraje político para trascender sus impulsos tribales primitivos. 

Construir una nueva narrativa basada en el ethos y la paz sería verdaderamente heroíca y por lo tanto no muy próxima en el corto plazo.



Publicado el 16 de enero de 2011 por Noam Shpancer, Ph.D. en Insight Therapy 

Psychology Today

miércoles, 5 de marzo de 2014

2014 - La Definición de un Caballero


Cardenal John Henry Newman - La Definición de un Caballero - Malvinas Nottingham

Cardenal John Henry Newman (1801-1890)


En 1991, Newman fue proclamado venerable después de un exhaustivo examen de su vida y obra por la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos. El Vaticano investigó y confirmó un milagro, por lo que fue beatificado el 19 de septiembre de 2010 por el Papa Benedicto XVI. Se requiere de un segundo milagro para su canonización.




“Podría decirse que prácticamente la definición de un caballero es la de aquel que nunca inflinge dolor. Esta es una descripción tan exacta como refinada. Un caballero se ocupa principalmente en remover aquellos elementos que obstaculizan la libre acción de quienes que lo rodean. Procura colaborar más que encabezar iniciativas por sí mismo. Si bien la naturaleza nos provee de los medios naturales para el reposo y nos ofrece el calor animal, los beneficios de un caballero pueden equipararse a la comodidad que nos brinda una silla confortable ó un buen hogar encendido ; ambos mitigan nuestro frío y fatiga. Un verdadero caballero evita cuidadosamente ocasionar un sobresalto en las mentes de aquellos con quienes trata, evita todo enfrentamiento de opiniones, coalición de sentimientos, restricciones, sospechas, tristezas ó resentimientos. 

Su principal preocupación radica en que cada uno se sienta cómodo como en su casa. Sus ojos están puestos en todas sus compañías, es considerado con los tímidos, gentil con los distantes y misericordioso hacia los absurdos. Recuerda a todas las personas con quienes estuvo conversando. Se cuida de hacer acotaciones in tempestuosas ó mencionar tópicos irritantes. Rara vez destaca en las conversaciones y jamás resulta tedioso. 

No le pesan los favores mientras los realiza y parece recibir precisamente aquello que está confiriendo. Nunca habla de sí mismo excepto cuando está obligado y jamás se defiende mediante una simple réplica. No tiene oídos para los chismes ni las calumnias. Es escrupuloso para comprender los motivos de aquellos que interfieren y trata de interpretar todo de la mejor manera posible. Jamás es desconsiderado ó mezquino en sus disputas ni tampoco se aprovecha de las ventajas injustas. 

No confunde las personalidades ni tampoco deja de ver la diferencia entre lo que es una observación tajante y un argumento. Tampoco hace insinuaciones sobre hechos nefastos sobre los que no se atreve a hablar francamente. 

Ejerciendo una prudencia de largo alcance observa la máxima de aquella antigua saga que dice que debemos conducirnos con nuestros enemigos como si un día fueran a ser nuestros amigos. Tiene demasiado sentido común como para sentirse afectado por los insultos, está suficientemente ocupado como para recordar injurias pasadas y es lo suficientemente indolente como para soportar las malicias. 

Es paciente, contenido y resignado a los principios filosóficos. Soporta el dolor porque sabe que es inevitable, a las aflicciones porque son irreparables y a la muerte porque es su destino. Si entra en algún tipo de controversia su intelecto disciplinado lo preserva de cometer una desatinada descortesía propia de las mentes menos educadas. Estas últimas, cual armas romas cortan y desgarran en vez de realizar cortes limpios, confunden el motivo principal del argumento, gastan sus fuerzas en trivialidades, juzgan mal al adversario y dejan al problema peor de lo que lo encontraron. 

El caballero puede estar en lo correcto o estar equivocado en su opinión pero tiene demasiada claridad mental como para ser injusto. Así como es de simple es de fuerte, así como es breve es también decisivo. 

En ningún otro lugar encontraremos mayor candor, consideración e indulgencia. Se arroja hacia las mentes de sus oponentes tomando en cuenta sus errores. 

El conoce la debilidad de la razón humana así como su fortaleza, su competencia y sus límites. 

Si el caballero no fuera un creyente aún así tendría una mente lo suficientemente amplia y profunda como para no ridiculizar la religión ó actuar en su contra. Es demasiado sabio como para ser dogmático o fanático en su infidelidad. Respeta la piedad y la devoción y apoya aún aquellas instituciones con las cuales no está de acuerdo considerándolas como elementos venerables, hermosos ó útiles. Honra a los ministros de la religión y declina aceptar sus misterios sin por ello agredirlos o denunciarlos. 

El es amigo de la tolerancia religiosa y esto no es tan solo por su filosofía, que le exige ser imparcial con todas las formas de fe, sino por su caballerosidad y delicadez de sentimientos las cuales constituyen el séquito de una civilización “ (La Idea de una Universidad-Discurso VIIII, 1852) 

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No me satisface, que la religión está aquí, y la ciencia esté allá, que los jóvenes conversen con la ciencia todo el día, y se alojen con la religión solo en la noche…. 

Jóvenes que comen, beben y duermen en un lugar, y piensan en otro sitio. Yo quiero bajo el mismo techo a la disciplina intelectual y moral. La devoción no es un tipo de acabado dado a las ciencias, ni la ciencia es una especie de pluma en el sombrero; no es un ornamento que compense la devoción. Quiero que el laico intelectual sea religioso, y el eclesiástico devoto sea intelectual. 
(Sermon 1. Intelecto, el Instrumento del Entrenamiento Religioso). 
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